sábado, 12 de octubre de 2013

Frases: Mentes Poderosas; Alexandra Bracken. (SPOILER)

Ey, aqui les traigo algunas frases de esta maravilloso libro que lei djgsdjhsfjgd
¡Disfruten! y RECOMENDADISIMO!!


“Me arranqué de su mente, día a día, retazo a retazo, recuerdo a recuerdo, hasta que no quedó allí nada de Ruby que pudiera agobiarlo ni mantenerlo a mi lado.
Fue una extraña sensación deliberación, una sensación que no había sentido en mi vida, o tal vez una sensación que no había sabido reconocer hasta aquel momento.” —Ruby


“Liam se sentó de nuevo en la cama y vi que le flojeaban las rodillas. Apoyó la cabeza en mi hombro y lo abracé. «Creía en ti», me habría gustado decirle. «Siempre creyo en ti».” — Ruby 



“Me sentía mucho más vieja de la edad que tenía. No como una mujer de dieciséis años, ni como una de sesenta, ni siquiera como una centenaria, sino como si tuviese mil años. Más vieja, pero no por ello más frágil y quebradiza” —Ruby.




“Chubs no había escrito nada porque no había creído necesario hacerlo. Pensaba que iba a poder contarles personalmente a sus padres todo lo que hubiera querido explicarles. Creía que iba a volver a casa.” — Ruby.


“Si no cumples tu palabra, te haré pedazos. Y no me detendré, jamás, hasta que haya destruido tu vida y la vida de todos los miembros de tu organización, hasta el último. Créeme, tal vez tú no cumplas siempre tus promesas, pero yo sí.” —Ruby.





"Por mucho que te digan cosas horribles, por mucho daño que te hagan, nunca
contraatacas… y lo sé, Ruby, lo sé , eres así, pero a veces me pregunto si algo te importa. ¿Por qué jamás plantas cara, aunque sea solo por una vez?" — Sam.


"Yo era peligrosa, y sabía perfectamente bien lo que hacían con los chicos peligrosos"

— Ruby.


"Yo había necesitado menos de un día en aquel lugar para ver que el odio y el terror se propagaban en círculos concéntricos que se retroalimentaban. Los de las FEP nos odiaban, y por eso les teníamos miedo. Y nuestro miedo nos hacía odiarlos aún más. Era como si entre nosotros existiese un entendimiento tácito de que los unos estaban en Thurmond por culpa de los otros, y viceversa. Sin los soldados de las FEP, el campamento no existiría, pero sin los monstruos psi las FEP no tenían razón de ser." — Ruby.



"Y no debes hacerlo… no debes olvidar. Pero, en gran parte, la supervivencia se traduce en seguir adelante." — Cate.


"«No soy valiente». De haberlo sido, habría confesado lo que en realidad era, por horroroso que fuese. Habría trabajado, comido y dormido junto con los demás Naranjas o,
como mínimo, me habría alejado de la sombra de los Amarillos y los Rojos." —Ruby.


"Aquellos niños se sentían orgullosos de sus poderes. Se habían impuesto como objetivo acosar en todo lo posible a los supervisores del campamento, hacer daño a los soldados de las FEP, prender fuego a las cabañas y a los Lavabos, intentar cruzar la verja y volver locos a los adultos implantándoles en la cabeza imágenes de familiares asesinados o parejas infieles.
Era imposible ignorarlos, era imposible no hacerse a un lado y alejarse cuando ellos pasaban. Pero yo me había limitado a mantenerme como una cobarde, sin hacer nada, entre el monótono e interminable desfile de grises y verdes, sin llamar nunca la atención, sin permitirme ni una sola vez creer que podía o debía fugarme de allí. Creo que lo único que ellos querían era encontrar una salida y hacerlo por sí solos. Habían resplandecido y habían luchado con todas sus fuerzas por la libertad." — Ruby.



"Mantuve la cabeza gacha y evité mirar a los adultos a la cara. No tenía valor para mirar a Rob después de ver lo que había hecho… y sabía que si miraba a Cate, me delataría al instante. Me preguntaría qué pasaba y no podría mentirle ni resultar convincente en mis explicaciones. Tendría que contarle que su novio, pareja o lo que quiera que fuese, había volado los sesos a dos chicos en un callejón." —Ruby.


"Los años pasados en Thurmond me habían enseñado a dejar de creer que podía escapar de la vida que los demás estaban tan deseosos de imponerme. No sé por qué me había imaginado que fuera iba a ser distinto." —Ruby.


—¡Me alegro de que lo encuentres gracioso —dijo el otro—. ¿Sabes lo que pasa cuando te alcanza un disparo? La bala te desgarra y…
—¡Chubs! —La voz del otro chico sonó lo bastante cortante como para interrumpir cualquier historia macabra que el otro pretendiera compartir—. Tranquilízate, ¿entendido? Estamos bien. Hemos estado más cerca de lo que me habría gustado, pero ya está.
(Liam y Chubs)



—Estábamos todos de acuerdo: nada de descarriados. —El otro chico hizo un gesto de negación con la cabeza—. ¡Por eso no cogimos los gatitos!

—Oh, por el amor de… —Liam se derrumbó en su asiento y escondió la cara entre las manos—. ¿Qué querías que hiciésemos con una caja con gatitos abandonados?
—Tal vez, si ese corazón negro que tienes no hubiera estado dispuesto a dejarlos morir de hambre, podríamos haberles encontrado hogares donde les diesen cariño.
Liam miró estupefacto al otro chico.
—Nunca olvidarás lo de esos gatos, ¿verdad?
—¡Eran gatitos inocentes e indefensos y los abandonaste en el buzón de una casa! ¡En un buzón!


—Oye tú —dijo Liam, levantando un dedo—, no hables así sobre Black Betty.
—Oh, perdóname por herir los sentimientos de un monovolumen de veinte años. 
(Liam y Chubs)


—¿Y por qué no conduce él? —pregunté con un hilo de voz.
Chubs retiró hacia atrás el asiento del acompañante para poder ir a la parte posterior y Liam ocupó el que hasta entonces había sido el asiento de Chubs.
—Porque —dijo, bajando la ventanilla—, no ve ni dos palmos más allá de sus narices. Confía en mí, mejor que no conduzca. Y ahora… ¡gas a fondo!


—Los de la Liga de los Niños te contaron muchas mentiras y la más destacada de ellas es esa de que ya eres libre —dijo Liam—. Hablan sobre amor, respeto y familia, pero no conozco ninguna familia que coloque un dispositivo de seguimiento a los suyos y que luego se dedique a dispararles para cargárselos.


"¿El Thurmond de los locos, con los niños Frankenstein?" —Liam.


"Lo veía en sus caras, y la ironía de la situación me hería más de lo que me habría imaginado. Habían aceptado un monstruo, confundiéndolo por un ratoncillo."  — Ruby.


"Me imaginé al hombre cogiendo la radio. Imaginé hasta el último detalle, desde como buscaba a tientas el aparato después de haber perdido las gafas, hasta las arrugas de sus pantalones. Lo imaginé cancelando la solicitud de ayuda. Lo imaginé descendiendo por aquella colina rocosa y alejándose de la carretera, perdiéndose en el bosque.

Y cuando relajé la tensión de la mano que le sujetaba por el antebrazo, eso fue exactamente lo que hizo. Se marchó, y a cada paso que daba estaba más sorprendida." — Ruby.


"«En realidad eres un monstruo», pensé, apretándome el estómago con el puño" —Ruby.


—De acuerdo —dije—. Me quedaré.
«Y confío en que nadie tenga que arrepentirse de ello».


—Supongo que Black Betty no tiene GPS, ¿verdad? —dije.
Liam suspiró y dio unos golpecitos al volante. Acababa de decidir que seguiríamos la carretera hacia la derecha.
—Black Betty nos llevará por el camino correcto, aunque no sabe de direcciones.
—Ya te dije que deberíamos haber cogido aquel todoterreno Ford —dijo Chubs.
—Ese pedazo de… —Liam se corrigió—. Esa caja sobre ruedas era una trampa mortal… y eso sin mencionar que tenía la transmisión hecha polvo.
—Por lo que, naturalmente, la otra alternativa era un monovolumen.
—Sí, me llamó desde el aparcamiento de los coches abandonados. El sol brillaba a través de sus ventanillas como un faro de esperanza.


—Creo que deberíamos parar para pasar la noche en algún sitio —dijo Chubs—. ¿Piensas buscar aparcamiento?
—Relájate, colega, lo tengo presente —dijo Liam.
—Siempre dices lo mismo —murmuró Chubs—, y luego «Oh, lo siento, equipo, acurruquémonos para darnos calor», mientras los osos intentan acercarse y comerse nuestra comida.


«Tengo dieciséis años».
"No sé cuál fue el desencadenante. Estaba perfectamente bien y, en un abrir y cerrar de ojos tuve la sensación de haberme derrumbado. Intenté respirar hondo, pero el ambiente en el cuarto de baño estaba demasiado cargado y hacía calor. Localicé con las manos las baldosas blancas de la pared, un segundo antes dejar que el cuerpo resbalara por ellas. Me senté en el áspero suelo de piedra artificial de la ducha y el estrépito del aparato de la ventilación ocultó el sonido de mi llanto." —Ruby.


"Pero dentro o fuera, estaba sola, y empezaba a preguntarme si siempre lo habría estado, si siempre lo estaría." — Ruby.

—Me gusta esta canción —dije de repente.
La voz de Jim Morrison sonaba a escaso volumen por los altavoces de Betty y llegaba a duras penas hasta nosotros.
—¿Sí? ¿Los Doors? —La cara de Liam se iluminó—. «Come on baby, light my fire» —cantó en voz baja, intentando imitar la voz de Morrison—.«Try to set the night on fire…».
Me eché a reír.
—Me gusta cuando el que la canta es él.



—¿De dónde demonios ha salido este vestido?
Resoplé, mirando la falda.
—Un regalo de Zu.
—Pones cara de querer arrojarlo al fuego.
—No puedo prometer que no se vaya a producir un desgraciado accidente más adelante —dije muy seria.


"Toda la esperanza que había brotado, que había crecido y se había expandido, que había dado sus frutos, se había secado en un solo instante. Había cometido un error, pero él no lo sabía" —Ruby.



"Adentrarme en su cerebro fue tan sencillo como exhalar un suspiro. Cuando vi que las pupilas se le encogían y recuperaban de inmediato su tamaño normal, fue como si me hubieran envuelto el cerebro en un alambre de púas que iba estrechando su cerco a cada segundo que pasaba.
[...]
La mujer miró a su alrededor, con los ojos muy abiertos pero desenfocados. Fue entonces cuando empecé a sentir el latido en los oídos. «Da-du, da-du, da-du, da-du…». No hubiera sabido decir si era mi corazón o el de ella.
—Recoge el arma y entrégasela —dije, ladeando la cabeza hacia el lugar donde sabía que estaba Liam.
[...]
—Escúchame con mucha atención —dije. Notaba el sabor amargo de la sangre en la boca—. Ahora darás media vuelta y echarás a andar hacia la autopista. La cruzarás y te adentrarás en el bosque… y seguirás andando hasta que pase una hora… y te sentarás donde estés y no te moverás de allí. No comerás… ni dormirás… ni beberás, por mucho que lo desees. No te moverás.
Cerré los ojos y busqué entre los recuerdos que burbujeaban detrás de sus ojos. [...] 
—Y ahora… no recordarás nada de todo esto, ni a ninguno de nosotros.
—No recordaré nada de esto —repitió ella como un loro, como si la idea fuese suya y acabara de ocurrírsele.
La solté, pero mi dolor seguía allí. Ella consiguió enfocar un poco la mirada. El dolor seguía allí. Dio media vuelta y echó a andar hacia la autopista desierta.
[...] 
Porque no lo sabían, ninguno de ellos lo sabía y ahora sí: todo había acabado. Había acabado y nunca jamás volvería a vivir momentos como aquellos.
Ojalá hubiera intentado hacerme con el botón del pánico. Ojalá hubiera llegado Cate para alejarme de ellos, para llevarme de nuevo con las únicas personas dispuestas a aceptar al monstruo que yo era."



"¿Que quieres que te cuente? Lee es Lee. Todo el mundo le quería, incluso algunos soldados de las FEP. Lo escogieron a él de entre todos los Azules como recadero del centro de control de nuestro campamento." —Chubs.





"No dispuse ni siquiera de un segundo para recuperarme antes de oír las tres palabras que pronunciaron sus labios a continuación. Era imposible, puesto que Clancy Gray me miró a los ojos y dijo lo último en este mundo que me esperaba que dijese:

—Ruby Elizabeth Daly."



"Lo primero que debes comprender, Ruby, es que no somos como los demás. Tú y yo… todos los clasificados como Naranjas. Somos distintos. Especiales." —Clancy.




—¿Clance? —dijo, con un tono de voz artificialmente tranquilo—. Por lo que veo, estás en posición de pedir favores.

—¿Qué insinúas con esto?
Liam suspiró.
—Nada, lo siento. No era mi intención hablar así. Me parece estupendo que seán tan amigos. —Intenté mirarlo, pero él tenía la cabeza vuelta hacia el otro lado de la cabaña, hacia la pared donde estaba la cajonera que contenía nuestras cosas.



"En cualquier caso, empecé a tener claro que yo le necesitaba más a él que él a mí. Y eso, combinado con mi orgullo herido, me hacía sentirme cada vez peor." —Ruby.


"¿No es evidente, Ruby? —dijo—. Me gustas." —Clancy.


"No podía moverme, no podía ni siquiera cerrar los ojos.
«Para», intenté decir, pero cuando su frente se unió a la mía, el dolor que sentí justo detrás de los ojos fue suficiente como para hacérmelo olvidar todo." —Ruby.



Liam me cogió por la muñeca y me atrajo de nuevo hacia él, abarcó luego mis mejillas con sus manos. Me apartó el pelo que me caía sobre la cara y pregunté quién de los dos estaría respirando con mayor dificultad. Intenté escabullirme, avergonzada por lo que Liam había visto, temerosa de lo que pudiera pensar de mí.

Pero cuando Liam habló, lo hizo con voz calculada, deseosa de mantener la calma.
—¿Qué te ha hecho?
—Nada…
—No mientas —me suplicó—, no me mientas, por favor.


"Se quedó paralizado y, un instante después, Liam estaba tendido en el suelo y Hayes encima de él machacándole a puñetazos la cara." 


"Jamás en mi vida había sentido con tanta intensidad el aguijonazo del paso del tiempo. ¿Por qué a veces parecía como si se congelase, mientras que en otras avanzaba a una velocidad de vértigo?" — Ruby.


"Cuando nos internaron en los campamentos, nos lo quitaron todo. Nos despojaron de nuestra familia y de nuestros amigos, nos quitaron la ropa, nos robaron el futuro. Lo único que conservamos fueron nuestros recuerdos, y ahora estaba a punto de robárselos también.
—Cierra los ojos —susurré—. Voy a terminar la historia."


—Oye… —grité. Liam se detuvo y se volvió para mirarme—. Ve con cuidado.

—Tú también, preciosa.


"Salió y cerró la puerta a sus espaldas. Sin coche, sin nadie a quien cuidar, sin nadie a quien ayudar. Era completamente libre." —Ruby.


«Todo el mundo será tu enemigo, Príncipe con Mil Enemigos», pensé, «y te matarán si te alcanzan. Pero antes tendrán que atraparte, a ti, que cavas, escuchas y corres, príncipe con la alarma presta».
«Sé astuto e ingenioso y tu pueblo nunca será destruido».


"Por primera vez en muchos meses, escuché la voz de Sam susurrarme al oído: «No tengas miedo. No dejes que te vean».
Me aparté de la ventana y no volví la vista atrás." —Ruby.



YA SE ESTUVO DKHFGSAKLGDAKJGDSKJDAKSHDA Trate de no dar mucho spoiler pero es que HAY PARTES QUE TENIAN QUE PONERSE PORQUE SE TENIAN QUE PONER jhsdgfkhfahfgjghjsdaf 

LIAM TE AMO :'C 


3 comentarios :

  1. me encanto este post :) ame este libro profundamente

    ResponderEliminar
  2. Me hizo mucha ilusión este post, este es uno de mis libros favoritos y leer estas frases me han recordado muchas partes del libro que no recordaba, he llegado a la conclusión de que debo volver a leero. Gracias :3

    ResponderEliminar
  3. me encanto, mentes poderosas es de mis libros favoritos y me ilusiona encontrar personas como yo:)

    ResponderEliminar