jueves, 16 de enero de 2014

Trilogia Sombra Nocturna - Andrea Cremer.

#1 Sombra Nocturna.



Cala Tor es la hembra alfa de la manada de hombre lobo Nightshade, y siempre ha sabido cuál será su destino: tras graduarse de la escuela secundaria, será la compañera de Ren Laroche -de la manada Bane-, el atractivo lobo alfa a cuyo lado luchará y protegerá los terrenos sagrados de sus amos, los custodios. La fusión de estas 2 manadas rivales será la única forma de mantenerlos unidos y fuertes para luchar contra los buscadores, eternos enemigos de los hombres lobo.

Pero cuando Cala infringe las leyes de sus amos y salva a un guapo chico humano que salió de excursión, empieza a cuestionarse su destino, su existencia y la existencia del mundo que conoce. Si se atiene a los mandatos de su corazón, puede perderlo todo... Incluso su propia vida.

¿Merece el amor prohibido el máximo sacrificio?


#2 La pesadilla del lobo



Tras haber sido apresada junto con Shay, Cala Tor despierta en la guarida de los Buscadores, sus más mortales enemigos, segura de que sus días están contados. Pero entonces los Buscadores le hacen una oferta que le da la oportunidad de destruir a sus antiguos amos, los Guardas, y salvar a la manada –y también al chico— que ha dejado atrás. La aparición de su hermano con noticias de lo que le ha ocurrido al resto de su familia no hace sino precipitar la decisión de Cala; por ellos está dispuesta a todo. Ahora, con su destino bajo control, deberá elegir bien sus batallas y librarlas con decisión. Y lo arriesgará todo por su familia y por Ren, para tal vez descubrir que él quizá no se merezca tantos sacrificios.

¿Cuántas pruebas puede superar el amor y aún así sobrevivir?

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#3 Bloodrose



Cala siempre ha acogido a la guerra.

Pero ahora que la batalla final está sobre ella, hay más en juego que luchar. Hay que salvar a Ren, incluso si esto incurre en la ira de Shay. Hay que mantener seguro a Ansel , incluso si él ha sido tildado de traidor.

Hay que probarse a sí misma como alfa de la manada, enfrentar los horrores innombrables, y librar al mundo de la magia de los custodios de una vez por todas. Y luego está el decidir qué hacer cuando termine la guerra.

Eso si Cala logra salir con vida.

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Gracias por la traducción al blog: http://dulceagoniadelalectura.blogspot.com/


miércoles, 15 de enero de 2014

Primeros 2 capitulos de "Quinta tumba mas alla de la luz" de la saga Charlie Davidson, Darynda Jones.

Capitulo 1
Pregúntame acerca de la vida después de la muerte - Camiseta que lleva a menudo Charley Davidson, un ángel de la muerte con cuestionable moral.




El muerto al final del el bar seguía tratando de comprarme un trago. Lo cual era figurado. Nadie más estaba aún dándome un segundo vistazo y eso que me había vestido de punta en blanco. O, al menos, casi eso. Pero lo verdaderamente preocupante de mi noche fue el hecho de que mi caso, el Sr. Marvin Tidwell, un rubio corredor de bienes raíces y sospechoso de adulterio, rechazó la bebida que había tratado de ofrecerle.


¡La rechazó!


Me sentí vulnerada.


Me senté en el bar, bebiendo un margarita, lamentando el triste giro que había tomado mi vida. En especial la noche. Este caso no iba según lo planeado.


Tal vez yo no era el tipo de Marv. Eso sucede. Pero yo estaba rezumando interés.


Y llevaba maquillaje. Y tenía escote. Aun con todo eso a mi favor, esta investigación estaba firmemente encajada a llevarme a ninguna parte…


Al menos pude ver a mi cliente, también conocida como la señora Marvin Tidwell, a la que me parecía que su marido no la engañaba. No al azar, en todo caso. El hecho de que él pudiera haber ido a encontrarse con alguien en particular me mantuvo pegada a mi taburete.


-¿Vi…Vienes aquí a menudo?


Miré hacia el tipo muerto. Finalmente había juntado el coraje para acercarse y me dio una mejor visión de él.


Me lo imaginé como el pequeño de la casa.


Llevaba gafas de montura redonda y una gorra de béisbol andrajoso hacia atrás sobre su cabello marrón oscuro. A esto se le añadía una descolorida camiseta azul y pantalones vaqueros rasgados libremente. Podría haber sido un patinador, un geek de la computadora, o un Destilador clandestino de selva virgen.


Su causa de muerte no era evidente inmediatamente. No tenía heridas de arma blanca o agujeros enormes. Sin falta de miembros o huellas de neumáticos por todo el rostro. Ni siquiera parecía un adicto a las drogas, así que no podría decir por qué había muerto a una edad tan joven. Teniendo en cuenta el hecho deque las características su cara de bebé hacian que se viera más joven de lo que probablemente era, Estimé que era como de mi edad, cuando había muerto.


Se quedó esperando una respuesta. Pensé que "-¿Vienes aquí a menudo?" Era retórica, pero está bien. Como no quería ser percibida como si estuviera hablando sola en una habitación llena de gente, respondí levantando un hombro en un gesto a medias.


Lamentablemente, lo hacía. Venir aquí a menudo. Este era el bar de mi padre, aunque nunca picaba aquí por miedo a que alguien conociera mi identidad,pero acababa de pasar a ser el mismo bar frecuentado por el Sr. Tidwell.


Por lo menos si trataba de golpearme hasta arrastrarme, podría tener alguna ayuda. Conocía a la mayoría de los clientes habituales y a todos los empleados.


El Tipo Muerto miró hacia la cocina, parecía nervioso antes de volver a centrarse en mí. Miré de esa manera también. Vimos una puerta.


-T… Tú eres muy brillante, - dijo, obteniendo mi atención hacia él.


Él tenía un tartamudeo. Pocas cosas son más adorables que un hombre adulto con características juveniles y un tartamudeo. Moví mi margarita y puse una sonrisa falsa. No podía hablar con él en una habitación llena de vida, clientes respirando. Especialmente cuando una se llamaba Jessica Guinn, para mi total mortificación. No había visto el pelo rojo fuego desde la escuela secundaria pero ella estaba sentada, unos pocos asientos más allá de mí, rodeada por un grupo de la alta sociedad que charlando parecían casi tan falsos como sus pechos. Pero eso podría ser por el rencor guardado en mi fea cabeza. Por desgracia, mi sonrisa forzada sólo alentó al Tipo Muerto.


-E… eres. Eres como el reflejo del s…sol en el parachoques cromado de un Chevy c…cin…cincuenta y siete


Extendió los dedos en el aire para demostrarlo, y mi corazón se fue. Maldición. Él era como todos los cachorros perdidos que traté de salvar en vano de niña porque tenía una madrastra malvada que creía que todos los perros callejeros estaban rabiosos y trataban de arrancarle la yugular. Un hecho que no tenía nada que ver con mi deseo de llevarlos a casa.


-Sí, - dije en voz baja, haciendo mi mejor imitación de ventrílocuo- Gracias.


-Soy D…Duff,- dijo.


-Soy Charley.


Mantuve mis manos alrededor de mi bebida para que no decidiera que necesitábamos estrechárnoslas. No muchas cosas se veían mas ajenas al mundo de los vivos que una mujer hecha y derecha moviendo aire. ¿Sabes de esos niños con amigos invisibles? Bueno, yo era uno de esos. Sólo que yo ya no era una niña, y mis amigos no eran invisibles. No para mí, en realidad. Y los podía ver porque había nacido el ángel de la muerte, que no era tan malo como parecía. Yo era básicamente un portal al cielo, y cada vez que alguien se quedaba en la Tierra, después de haber optado por no cruzar inmediatamente después de su muerte, podía cruzar a la otra orilla a través de mí. Era como un insecto gigante de luz, sólo lo que atraía a quienes estaban muertos.


Me quité el sweater extra-ajustado.


-¿Soy yo o es que realmente hace calor aquí?


Su melancolía se disparó hacia la cocina.


-El calor es m…mejor. Sa…sabes, no pu…pude dejar de notar quetra…trataste de comprarle a ese tipo de ahí una bebida.


Dejé ir mi sonrisa falsa. La liberé como a un ave capturada. Si volvía a mí, sería mía. Si no, nunca lo seria.


-¿Y?


-Estás la…ladrando al árbol equivocado con eso.


Sorprendida, dejé mi copa –La que yo compre- y me incliné un poco más cerca.


-¿Él es gay?


Duff resopló.


-N... no. Pero él ha estado aquí mucho últimamente. A él l…le gustan las mujeres un poco... Su…sueltas.


-Amigo, ¿Cuánto más zorra puedo parecer?- Indiqué mi atuendo con un movimiento de la mano.


-N-no, quiero decir, bueno, estás un po…poco- Dejó que su mirada recorriera toda la longitud de mí. –A…ajustada


Di un grito ahogado.


-¿Parezco obsesionada?


Él respiró hondo y volvió aintentarlo.


-A e…él sólo le afectan las mujeres que son más su…sustanciales que tú.


Oh, eso no era ofensivo en absoluto.


-Tengo profundidad. He leído a Proust. No, espera, eso era Pooh. Winnie the Pooh. Mi error.


Él cambió su peso inexistente, se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo.


-Más vo…voluptuosas.


-Tengo curvas, - le dije con la mandíbula apretada. -¿Has visto mi culo?


-Más pesadas - Me espetó.


-Yo peso... Oh, te refieres a élle gustan las mujeres mayores.


-E...exactamente, mientras que yo me quedo con lo contrario.


Las palabras de Duff se desvanecieron en el fondo como música de ascensor. Así que a Marv le gustaban las mujeres grandes. Un nuevo plan se formó en los más corruptos y oscuros rincones, de Bárbara. Mi cerebro.


Cookie, también conocida como mi recepcionista en horario de oficina y mi mejor amiga 24/7, era perfecta. Era grande y responsable. O bueno, grande y un poco mandona. Cogí mi teléfono celular y la llamé.


-Más vale que sea bueno,- dijo.


-Lo es. Necesito tu ayuda.


-Estoy viendo la primera temporada de Prison Break.


-Cookie, eres mi asistente. Necesito ayuda. Con un caso. ¿Sabes de esas cosas que nos hacen ganar dinero?


-Prison break Es sobre estos hermanos que…


-Sé lo que es Prison Break.


-Entonces, ¿alguna vez has visto realmente estos chicos? Si lo hubieras hecho, no esperarías que los abandone en un momento de necesidad. Creo que viene una escena de la ducha.


-¿Estos hermanos firman tu chequede pago?


-No, pero técnicamente tú tampoco.


Maldita sea. Ella tenía razón. Era mucho más fácil simplemente decirle que falsificara mi firma.


-Necesito que vengas a coquetear con mi caso.


-Oh, está bien. Yo puedo hacer eso.


Genial. La Coque-palabra siempre funcionaba con ella. La informé y le dije del acuerdo con Tidwell, entonces le pedí que se diera prisa.


-Y vístete sexy, - le dije justo antes de colgar. Pero me arrepentí de la parte de sexy al instante. La última vez que le dije a Cook que se vistiera sexy para salir a la ciudad en una noche de chicas muy necesaria, llevó un corsé de encaje, medias de rejilla y una boa de plumas. Parecía una dominatrix. Nunca volví a ser la misma.


-¿A…así que, va a venir? -preguntó Duff.


-Es posible. Ella está mirando chicos guapos en la TV. Todo depende de si su hija está allí o no. De cualquier manera, ella debería estar aquí pronto.


Él asintió con la cabeza.


Mientras estaba sentada esperando a mi mejor amiga, tomé nota de todas las mujeres en el bar esa noche. Calamity era una especie de lugar de reunión de polis. Ciertamente, las mujeres entraban, pero no por masa. Pero este lugar estaba lleno y ruidoso, y al menos el 75 por ciento de los clientes eran mujeres. Lo que era extraño.


Había estado viniendo al bar desde hacía años, sobre todo porque mi padre era el dueño, pero en parte porque mi oficina de investigaciones estaba en el segundo piso, y en todo ese tiempo, nunca había visto el lugar tan desproporcionado a favor de lo femenino excepto aquella vez que hablé con papá dela incorporación de una revista masculina. Había accedido por dos razones.


Uno: Le pestañee. Dos: Pensó que una revista masculina era un tipo que llegaba, probaba la comida, y luego hacia una reseña en el periódico. Pude o no pude haber fomentado esa línea de pensamiento. Papá probablemente se lo habría tomado mejor si yo hubiera sido mayor de edad cuando se lo sugerí. Quiso saber cuántas revistas masculinas había visto. -Contando ésta - al parecer, no era la respuesta adecuada.


Alguien puso un plato de comida delante de mí.


-Obsequio del chef.


Miré a Teri, la mejor camarera de mi padre. Ella sabía que yo estaba trabajando un caso de infidelidad y probablemente, supuso que me sorprendería con la comida casera. El aroma celestial me golpeó tan rápido que tuve que esforzarme para no babear.


-Gracias -. Tomé un trozo del plato y hundí los dientes en la mejor quesadilla de pollo que había comido.


-Wow,- Dije, aspirando aire fresco mientras masticaba, -Sammy realmente se superó a sí mismo.


-¿Qué?- dijo sobre la multitud.


Le saludé con la mano y seguí comiendo, dejando que mis ojos rodaran atrás del éxtasis. Había estado disfrutando de los manjares de Sammy durante años, y mientras estaban dentro de mi boca, era increíble. Recogí en partes iguales guacamole, salsa y crema agria en el siguiente bocado, entonces fui a otro viaje al cielo.


Duff me vio comer mientras estaba de pie situado entre la parte posterior de mi taburete y un chico de pie junto a él. Su mitad izquierda estaba dentro de la derecha de Duff. El chico levantó la mirada, buscó el límite máximo de las salidas de aire, se volvió hacia su izquierda, su derecha ,entonces… tres… dos… uno… Se estremeció y se apartó.......


Pasaba todo el tiempo. Los difuntos eran fríos y cuando las personas estaban dentro de uno, los pelos de la nuca se les levantaban, se les ponía la piel de gallina, y un escalofrío recorría su columna vertebral. Pero Duff no estaba prestando atención al hombre. Mientras pretendía centrar su atención en mí, él vigilaba todo el tiempo la puerta de la cocina, mirándola cada pocos segundos, mordiéndose las uñas.


Tal vez la puerta de la cocina era realmente un portal al cielo y si él daba un paso a través de él, él cruzaría al otro lado. No, espera. Mientras estaba sentada allí con la boca llena, me empecé a preguntar algo.


Yo registré la página Friendbook de la señora Tidwell mientras investigaba al señor Tidwell para obtener más fotos. Me gustaba tomar todas las precauciones al acercarme a un caso para asegurarme de poder reconocer a él oella cuando fuera necesario. Una vez investigue al tipo equivocado. Eso terminó mal.


Saqué el teléfono de mi pantalón nuevo, encontré el perfil de la señoraTidwell, y hice clic a través de su historia fotográfica. Efectivamente, cuando se casaron poco más de un año atrás, la señora Tidwell era mucho más rellenita. Estaba claro que había perdido mucho peso, y ella había mantenido un registro en su página con su progreso, perdiendo más de 45 kilos en el último año.Mientras me animaba su dedicación, empecé a preguntarme si el señor Tidwell compartiría mi entusiasmo o si le había gustado más su esposa antes.


Esa clase de concepto me anonadó La mayoría de los chicos desaparecían cuando sus mujeres ganaban peso. Tidwell parecía desviarse por la razón opuesta. Tal vez se sintió amenazado por su nuevo look. Ella le dio un golpe de gracia.


Me asusté cuando Tidwell se levantó para irse. Tiró unos billetes, y luego se dirigió a la puerta, me di cuenta de esta noche sería un fracaso completo. Realmente estaba esperando un dinero fácil por acabar este caso esta noche. Con mi optimismo disminuyendo, empecé a contemplar mi agenda para establecer un segundo intento cuando Tidwell se detuvo. Su mirada estaba fija en la puerta principal. Miré más allá de él, casi sin aliento a la arpía de pelo negro que pasó caminando cerca de él. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, Barry White comenzó a cantar a través de los altavoces. Las luces se apagaron y el humo, le dio una especie de aura sensual a la reciénl legada.


¿Coincidencia? No lo creo.


Cookie Kowalski entró. Leal, incondicional, y del tamaño justo. Cookie caminó hacia mí, su expresión era una mezcla de curiosidad y vacilación. Seguramente a ella no le preocupaba tener problemas.


Y ella estaba vestida para matar. Llevaba un pantalón de traje oscuro con un largo vestido brillante y una bufanda de plateada abierta en el cuello para mostrar sus voluptuosos atributos.


-Tú, picara descarada, - Dije cuando se sentó a mi lado en el bar. Ella sonrió y se acercó más a mí.


-¿Esto está bien?


La miré de nuevo.


-Es fantástico. Y es sin duda un buen trabajo.


Tidwell volvió a sentarse en su mesa, yo tenía evidente interés en cada movimiento que él hacía. Hice un gesto hacia él con una clara indirecta de cabeza. Cook dio un rápido vistazo a la habitación y dejó su mirada pausada una fracción de segundo en Tidwell antes de volver a centrarse en mí. Pero todavía no estaba convencida.


-Si fueras hombre, ¿estarías conmigo?


-Cariño, si yo fuera un hombre, sería gay.


-Sí, yo también. Entonces, ¿qué hago?


-Sólo dale un segundo. Probablemente él va a,,,


-Al hombre de la mesa detrás de ti le gustaría comprarte una bebida, querida,-dijo Teri. Alzando sus cejas mientras esperaba una respuesta. Sobriedad llegó claramente tarde en la vida para ella, pero era lo que mi padre llamaba una mujer guapa, con el pelo largo y oscuro y ojos verdes llamativos.


Sin embargo, ella había visto demasiados encuentros ilícitos, conexiones complicadas, y una noche mala destacaba para quedar muy impresionada. La experiencia la había endurecido. Podría ser difícil. Si yo practicaba. Daría todo de mí.


-Oh,- dijo Cookie sorprendida con la guardia baja.-Voy a tomar un whisky corto.


Teri le guiñó un ojo y comenzó a practicar su magia.


-Un whisky corto - le pregunté Cook.


-Tu amiga parece nerviosa, - dijo Duff, y asentí con la cabeza.


Cookie miró al frente, como de pie ante un pelotón de fusilamiento.


-Coraje líquido, - dijo -Me pareció una buena idea en este momento.


-Eso es lo que dijeron acerca de la energía nuclear en Three MileIsland.*(es una central nuclear de Pensilvania, EEUU que tuvo un catastrófico accidente nuclear en 1979)


Ella me lanzó una mirada de horror.


Luché con una sonrisa y guardé un pequeño micrófono en los pliegues de su bufanda, fingiendo que se la ajustaba.


-Mira, todo lo que tienes que hacerle hablar. Voy a ser capaz de escuchar todo lo que dice -. Golpeé mi oído para indicar al receptor que llevaba puesto.


-Sólo hay que ver hasta cuán lejos quiere llevar las cosas. Por desgracia, la compra de un trago no prueba la infidelidad.


Su palidez se volvió una ligera sombra verde.


-¿Tengo que tener relaciones sexuales con él?


-¿Qué? No. Sólo, ya sabes, ver si él quiere tener sexo contigo.


-¿Tengo que hacer eso con él?


Oh, wow. Nunca me di cuenta de que Cookie ignoraba la forma de las investigaciones extramaritales. Ella era más del tipo de chica detrás de la escena. Sólo pensé que sabría qué hacer.


Teri le puso bebida a un lado. Cookie la cogió y dio un largo trago.


-No hagas nada que te haga sentir incomoda,- dije mientras ella tomaba otro trago abundante. -Sólo trata de que te haga una proposición. Ahora, gira y ofrecerle un saludo. Hazle saber que estás interesada.


Antes de que pudiera entrenarla más, ella hizo exactamente eso. Se volvió hacia él, con la espalda rígida, y saludó.


Las cabezas huecas de la mesa de Jessica se echaron a reír. Cerré los ojos con mortificación y le dije con los dientes apretados,


-Me refiero a levantar la copa.


-¿Qué?- preguntó ella con los dientes apretados por igual. -Dijiste que lo saludara- Estaba empezando a entrar en pánico. Podía sentir que irradiaba en olas. -Pensé que tal vez era como en el ejército.


-Está bien, cálmate.


-¿Cálmate?- Ella se dio la vuelta. –Tú cálmate. Yo estoy completamente tranquila. Soy como el agua profunda, que es profunda y quieta.


Puse una mano alrededor de su brazo y apreté para convencerla de nuevo. Ella tomó un largo respiro y lo dejó escapar lentamente, obligándose a calmarse.


-Mejor,- le dije, dándole un minuto para recuperarse. -Bueno, si no te ha tomado por una loca, ve allí y entabla una conversación.


-¿Qué? ¿Yo? ¿Qué?


-Cook, tú puedes hacer esto. Es igual que la secundaria pero sin las agobiantes secuelas sociales después de un fracaso.


-Cierto. La escuela secundaria-. Se armo de valor, bajó de la silla y se acercó a su mesa.


Y se transformó. Ella se convirtió en pura confianza. Una verdadera dueña de su propio destino. Casi me reí en señal de triunfo mientras yo tomaba otro bocado y escuchaba.


-En…entonces, ¿estás te…tendiéndole una trampa? - preguntó Duff.


Me limpié la boca, después de comprobar la grabadora en el bolsillo para asegurarme de que se estuviera configurada para grabar. Apestaría si nos tomáramos todas estas molestias y termináramos sin ninguna prueba.


-No tanto como para hundirlo. Él es quien se arrastra a clubes con la intención de engañar a su esposa. Estamos dándole una oportunidad a él o la prueba que ella necesita para seguir adelante.


No fue hasta que oí las risitas de Jessica que me di cuenta de que estaba hablando con Duff demasiado abiertamente.


-Ahí va otra vez,- dijo Jessica suficientemente alto para que yo lo oyera.- ¿Qué te dije? Un absoluto fenómeno.


Las "Gossip girls"se echaron a reír de nuevo, pero podía oír la aguda risa de cuervo de Jessica por encima de las demás. Era la única cosa que me volvía loca cuando éramos amigas.Tenía una risa nasal penetrante, que me recordaba a la escena del apuñalamiento de Psicosis. Pero eso podría haber sido una ilusión por mi parte.


Cometí un gran error al ser honesta con ella cuando éramos estudiantes de primer año. Ella pareció aceptar el hecho de que yo podía ver fantasmas. Pero una vez que le dije exactamente lo que era, que yo era el ángel de la muerte y que los muertos podían cruzar a través de mí, la amistad se rompió como un castillo de cristal, cortándome con los restos llovieron sobre mí. Dejó algunas cicatrices muy profundas. Si hubiera sabido que nuestra amistad era tan frágil, si hubiera sabido que se podía separar con una sola verdad, no habría puesto tanto de mi misma en ella.


Después, todas las apuestas estaban hechas. Ella le dijo a toda la escuela lo que le había dicho. Lo que era. Afortunadamente, nadie, ni siquiera ella, lo creía.


Pero la traición fue un corte profundo. Herida y vengativa, fui después–y lo logré- por el chico de sus sueños, una estrella de baloncesto de alto nivel llamado Freddy James. Naturalmente, eso no hizo nada para reconciliar nuestra amistad. Su veneno se multiplicó por diez después de que empecé a salir con Freddy, pero de repente, no le importaba. Había descubierto chicos en un nivel completamente nuevo.


Mi hermana Gemma, lo supo en el momento en que sucedió. Acusó a Freddy de robar mi virginidad. Pero decir que Freddy James robó mi virginidad sería como decir que Hiroshima nos robó la bomba nuclear. El robo no encaja en la ecuación.


Mientras Jessica y sus amigas se reían de todas formas, no les hice caso, a sabiendas de que la indiferencia sería peor de lo que yo pudiera decirles.


Jessica odiaba ser ignorada y funcionó. Mi desinterés parecía estar comiéndosela viva. La textura abrasiva de la ira y el odio pasó por encima de mi piel como uñas afiladas. Esa chica tenía problemas.


-Lo siento por el saludo, - Cookies dijo Tidwell.


Él hizo un gesto para que se sentara.


-No, en absoluto. Me pareció encantador.


A pesar de todo, Tidwell era un hombre bien parecido, y claramente articulado. Ahora tenía que preocuparme por otro resultado posible de esto: ¿Podría Cookie enamorarse de su encanto?


-Soy Anastasia, - dijo, y yo trataba de no gemir en voz alta. Normalmente los nombres de guerra estaban bien para un trabajo, pero estábamos en el bar de mi padre. Conocíamos a la mitad de la gente de aquí, apareció una luz deslumbrante cuando alguien la llamó.


-Hola, Cookie - dijo un oficial fuera de servicio, mientras caminaba y se sentaba en el bar.- Te ves bien, dulzura.


Cookies parpadeó, sorprendida, luego sonrió y dijo a Tidwell,


-Pero todo el mundo me llama Cookie. Es más fácil de recordar...


-Soy Doug


Vaya, prueba incriminatoria número uno. Parece que a Marv le gustaban los nombres de guerra, también. Me di la vuelta para poder ver de reojo y observé que se estrechaban las manos. Cook murmuró algo acerca de lo bien que estaba su encuentro. Él dijo lo mismo. Y tomé otro bocado de quesadilla, luchando contra el impulso de gemir en éxtasis.


Sammy definitivamente se había superado a sí mismo. Tenía que superarlo.Tenía un trabajo que hacer, maldita sea.


Me volví hacia ellos, con expresión de un aburrimiento total, y tomé algunas fotos con mi teléfono. Los teléfonos hicieron la vigilancia de cerca tan fácil. Fingí escribir un texto mientras enfocaba mi objetivo.


Cuando Tidwell se inclinó hacia adelante y puso una mano sobre Cookie, casi me volví mareada. No era realmente tirar el dinero, pero estaba bastante cerca.


Pero luego me di cuenta de algo. Una oscuridad en su mirada que no había visto antes. Cuanto más miraba a Tidwell, menos me gustaba. Casi todo lo que salía de su boca era una mentira, pero había algo más en mi incomodidad que decepción. Me recordaba a uno de esos tipos que tiene una niña a sus pies, se casa con ella después de un romance, y luego la mata para quedarse con el dinero del seguro. Él era un poco suave. Demasiado personal con las preguntas.Tendría que hacer un poco más de excavación en lo que se refería el Sr. Marv Tidwell.


-¿Qué es eso? - preguntó Tidwell. Su voz se había endurecido y la emoción que emanaba de él me sorprendió.


-¿Esto? - Cookie preguntó, de repente menos segura.


Vio el micrófono que había escondido entre los pliegues de su bufanda. Por la Santa mierda de la quesadilla.


Antes de que pudiera saltar fuera de mi asiento, se acercó y lo arrancó de ella, arrastrándola hacia adelante en el proceso.


-¿Qué es esto? - preguntó, temblando en su cara antes de agarrarla con un puño.


Corrí hacia ellos. La investigadora en mí continuó tomando un par de fotos en buena medida. Serian borrosas, pero tuve que tomar lo que pude conseguir. Cookie se sentó aturdida. No porque ella fuera sorprendida, estaba segura, sino a causa de su reacción. Me habría sorprendido, también. Pasó de ser un admirador encantador a Raging Bull en cuestión de segundos.


Su rostro enrojeció y sus labios se desprendieron de sus dientes en un gruñido feroz.


-¿Es esto un juego? Valerie ¿te metió en esto?


Valerie Tidwell era la esposa de Marvin y mi cliente, y claramente él sospechaba que ella sospechaba de sus actividades extracurriculares. Todo el bar se quedó en silencio mientras corría hacia adelante, avanzando entre las mesas y sillas, sacando fotos mientras iba, preguntándome por qué demonios Cookie estaba buscando en su bolso. No tuve que preguntármelo mucho. Justo cuando llegué donde ella, sacó una pistola, y lo único que podía pensar era Cielos Santos.


-¡Cookie!- le dije mientras me ponía a su lado.


Pero antes de que pudiera hacer nada, Tidwell se abalanzó sobre la mesa y agarró la muñeca de Cookie. Me golpeó con la espalda y los tres empezamos a caer al suelo en el momento exacto en que un crujido agudo astilló el aire.

Capitulo 2
Pretendo vivir para siempre. Hasta el momento, va todo bien -Camiseta.





El mundo se ralentizó, como lo había hecho tantas veces antes, en el instante en que el sonido de la pistola salía, me alcanzó. Me di cuenta entonces que cuando Tidwell la agarró, la había empujado hasta que me apuntara directamente al corazón.


Naturalmente.


Porque ¿Donde más podría haber apuntado? Había cargado hacia delante, pero cuando el mundo se ralentizó, desaceleré y vi que la bala salía del cañón de la pistola de Cookie a pocos centímetros de mí, con una bocanada de fuego detrás. Viajó directamente hacia mi pecho mientras yo retrocedía.


Pero el tiempo era diferente aquí. La gravedad no funcionaba exactamente igual.


Las leyes de la física se rompieron. Como la bala se deslizó hacia adelante, traté de cambiar mi peso lejos del proyectil disparado hacia mí, pero parecía que lo único que podía hacer era mirarla. Desde mi periferia, pude ver el comienzo de pánico en muchos de los rostros de los clientes. Algunos estaban a mitad de levantar un brazo para agacharse y cubrirse. Algunos todavía eran inconscientes, sólo mirando con leve preocupación. Y otros, policías en su mayoría, saltaron a la acción, con sus expresiones tranquilas mientras su formación tomaba el control.


La bala siguió avanzando, centímetro a centímetro, el aire de atrás se onduló con la fricción.Necesitaba más tiempo. Para averiguar qué hacer. Para encontrar la manera de esquivar una bala. Literalmente. Me sentía como si estuviera nadando en el cemento, hice un pequeño esfuerzo por avanzar, retrocediendo por la dirección en que había llegado, empujando el hombro de Cookie.


Pero no lo suficientemente rápido. Si el mundo se volvía atrás, la bala podría entrar en el lado izquierdo de mi pecho, justo debajo de la clavícula. Y, por desgracia,nunca había sido capaz de ralentizar el tiempo durante mucho tiempo. Este tenía una manera de recuperarse, como una banda de goma pegando en un lugar, cuando menos me lo esperaba.


Al igual que yo sentía que mi espera se deslizaba, mientras la bala pasaba a unas cuantas pulgadas demasiado rápido para que mis ojos le siguieran la pista, salte hacia delante como el sonido de un disco rayado saltándose las ranuras, una mano grande y masculina cogió la bala y me saco del camino. Un calor familiar como el sol me baño de su calidez. Y otra mano se deslizo alrededor de mi nuca era Reyes Alexander Farrow que palmeó la bala y me tomó en sus brazos.


Y que hermosos brazos eran. Antebrazos con tendones como cables. Bíceps esculpidos con colinas y valles que definían sus músculos. Hombros anchos y potentes debajo de una camiseta de color caqui. Mi mirada viajó hasta encontrar el rostro de un ángel.O un ángel caído. O más bien, el hijo de un ángel caído. El padre de Reyes había pasado a ser el enemigo público número uno, el primer y más hermoso ángel caído del cielo, Lucifer. Y Reyes había sido creado en el infierno,literalmente forjado en los fuegos del pecado. Lo que explicaría su encanto.


Sus ojos negros brillaron con humor cuando dijo,


-¿Esto otra vez?


Mi caballero de brillante armadura. Algún día yo iba a ser capaz de salvar mi culo. Entonces no tendría que deberle nada a la gente. Gente como el hijo de Satanás.


Luche mas allá de los impulsos primarios que surgían a través de mi cuerpo cada vez que Reyes estaba cerca y manejando mi carácter como pude, dije


–Tenía esto totalmente controlado.


Una sonrisa malvada, probablemente una que había heredado de su malvado padre, se dibujo en su cara y me encontré a mi misma intentando no babear por segunda vez en la noche. Echó un vistazo al caos que nos rodeaba.


-Si puedo ver eso. ¿Qué hace con la lengua?


Rompí mi mirada de él y mire a Cookie. Su rostro estaba congelado con horror, sus rasgos retorcidos,la lengua asomando entre los dientes.


-Oh, Dios mío. ¿Funcionará la cámara de mi teléfono? Tengo que capturar este momento.


Yo podría chantajearla por años con un disparo así.


Se rió, un sonido profundo que enviaba escalofríos a mi espina dorsal.


–No lo creo.


-Maldita sea, era un momento Kodak.


Mire hacia atrás a sus ridículamente largas pestañas.


–Esa bala viajaba bastante rápido –dije- ¿Cómo haces con tus manos cuando el tiempo se ralentiza?


Bajó la mirada hacia mi boca, la dejó ahí un largo momento antes de decir:


-Me muevo más rápido, es lo más probable.


No esperaba una respuesta tan honesta.


Apareció un hoyuelo.


-No te preocupes, Holandesa. He estado peor.


Y lo había hecho. Mucho peor. Pero ¿Cuándo sería demasiado? ¿Por qué debería tener que soportar cualquier cantidad de dolor por mí? ¿Por un apuro en que yo me había metido?


Él levantó la cabeza.


-Aquí viene.


Y vino. El tiempo se recuperó como un si tren de carga se estrellara en el bar. El sonido rebotó a través de mí. La fuerza, como un huracán, golpeó el aire de mis pulmones, me dejó sin aliento.


Reyes me abrazó como si estuviéramos atrapados en el centro de un tornado hasta que nos unimos al mismo espacio-tiempo del resto del mundo. Luego me tendió el brazo extendido,manteniendo controlados mis hombros hasta que gané equilibrio. Gritos y gritos resonaron en la sala ya que la gente se agachó y se apresuraron a hacerse a un lado. Varios clientes se ocultaron detrás del bar, mientras que un par de policías fuera de servicio abordaron a Tidwell y a Cookie al suelo. Tidwell no sería muy feliz. Cookie disfrutaría cada momento de ser manoseada por un policía caliente. Ella era una mujerzuela.


Cuando otro policía tenía planes similares para mí, Reyes me tiró a un lado, y en un movimiento suave, utilizó el propio impulso del policía para lanzarlo al suelo. Lo hizo tan rápido que nadie pudo haber dicho lo que realmente pasó en caso de que hubiese llegado a eso, y dado que el policía estaba de civil, yo dudaba de que pudieran multar a Reyes por agredir a un oficial de la ley. Pero yo reconocí a este policía en particular, como lo hice con la mayor parte de los policías que entraron en el bar. Éste era un semiamigo.


Agarré su brazo.


-Reyes, espera,


Dije antes de que le hiciera algún daño real. Se quedó quieto, pero mantuvo a Taft clavado en el suelo con un brazo torcido detrás de él y una rodilla en su espalda.


Taft gimió y, sin tener idea de que lo había tumbado, trató de tomar el control. Reyes se quedó tan sólido como una roca con toda facilidad, cuando Taft se retorció debajo de él. Me arrodillé junto al oficial fuera de servicio. Probablemente él se abalanzó hacia mí más por protegerme que por cualquier otra cosa, ya que éramos una especie de, una especie de amigos.


-Está bien-le dije a Reyes.-Es un policía.


La expresión de Reyes era tan poco impresionada, tuve que mirarlo para conseguir que soltara su agarre. Por supuesto, yo sabía que a él no le importaba que Taft era un policía, pero quería que Taft creyera que Reyes lo había conocido, él no lo habría dejado caer como un saco de patatas en la mañana de un domingo.


-¿Estás bien Taft?


Le pregunté, empujando Reyes con mi hombro. Por último, y con deliberada lentitud, soltó a Taft.


Una vez que se ganó un poco de capacidad de maniobra, Taft empujó a Reyes y se puso en pie. Reyes se incorporó también, su boca carnosa se esforzó por mantener a raya una sonrisa cuando Taft dio un paso cara a cara hacia él.


Salté para ponerme entre ellos, pero una pelea me llamó la atención.


Cookie se mantenía quieta cuando un policía la mantuvo inclinada sobre una mesa, con las manos detrás de su espalda, pero Tidwell estaba peleando con los oficiales y continuó haciéndolo incluso después de que se identificaran. Su rostro brillaba rojo de ira. Sin embargo, los oficiales se lo llevaron sin mucho alboroto. Claramente,


Tidwell tenía un intelecto comparable solo a los utensilios de cocina. Y para colmo, tenia mal genio. Sabía que la señora Tidwell nos había metido en esto. ¿Qué iba a hacer con ella? ¿Estaría en peligro?


La habitación empezó a calmarse y de repente todos los ojos se centraron en mí.


Como esto era mi culpa. Levanté mis manos para asegurarles a todos que todo estaba tranquilo e nel frente suroeste.


-No se preocupen,- les dije, manoteando en el aire para tranquilizarlos. -Cookie es una excelente tiradora. Ninguno de los que estaban aquí nunca estuvo en peligro.


Si había un lugar especial en el infierno para los mentirosos, ahí iría yo. Miré hacia atrás para asegurarme de que Reyes y Taft no hubieran comenzado la Tercera Guerra Mundial sólo para encontrar a mi tío Bob paseando, con el cuello de la camisa desabrochado, la corbata aflojada y sus cejas dibujado una leve curiosidad.


Se dirigió hacia mí, vio al policía que tenía a Cookie clavada en la mesa, el mismo policía que la había llamado Dulzura antes.


-Cristo en un Crock-Pot* (Una olla), Smith, déjala.


Lo hizo, rozando a Cookie por una disculpa, pero dijo en su propia defensa,


-Tenía una pistola. Iba a disparar, cuando el hombre se abalanzó sobre ella.


-Sólo porque me atacó, -dijo Cookie señalando a Tidwell, que seguía luchando bajo el peso de uno de los policías.


-¡Imbécil!


El tío Bob estaba más que alarmado. La ira lo atravesaba como fuego salvaje, y yo sólo podía imaginar lo que pensaría cuando se enterara de que yo había utilizado a Cookie en un trabajo que casi tuvo su oportunidad.


Tal vez me dejara esa parte.


-¿Hubo algún herido?


Preguntó el tío Bob, y todo el mundo miró a su alrededor. Un par de clientes se dieron palmaditas a sí mismos para comprobar. Entonces todo el mundo sacudió la cabeza al unísono. Taft habló detrás de mí


-Voy a dejar pasareste incidente por ahora- Le dijo a Reyes. Luego dio un paso más hacia él- Pero si alguna vez…


-¡Taft!


Ya que estábamos un poco en el borde, cada persona que estaba en el bar saltó cuando mi tío Bobl e grito a su colega.


Incluyendo Taft.


El tío Bob cogió una silla caída y lo tomó del brazo para alejarlo de Reyes. No sabía lo que Reyes era exactamente, pero sabia suficiente para mantenerse alejado de él a menos que no quedara otra opción.


-¿Por qué no empiezas a preguntar por ahí, a ver si tenemos algún testigo solido de los acontecimientos?


De mala gana, Taft asintió y retrocedió a preguntar al grupo acurrucado en la esquina. Me alegré. Parecían aterrorizados. Las sirenas sonaban fuera y más policías entraron de uno en uno. Me froté la cara con las yemas de los dedos. Mi padre iba a matarme. Esto era muy malo para el negocio.


-¡Y tú!


El tío Bob o Ubie como era conocido en ciertos foros de X-raed* (foros de sexo) gracias a mí realmente, apuntó un dedo hacia mí.


-Ni siquiera pienses en irte.


Me señale a mi misma


-¿Yo? Yo no hice nada. Cookie empezó.


Cookie jadeo.


Ubie me lanzó una mirada tormentosa. Taft miró por encima del hombro y sacudió la cabeza. Y Reyes se inclinó sobre la barra, cruzó sus brazos sobre el pecho y me estudió desde debajo de sus ridículamente largas pestañas. Los hombres y sus malditas pestañas. Era tan injusto. Al igual que el exorbitante costo de los zapatos de diseñador. O el hambre mundial.


Me acerqué a él, enfurruñada como una niña que había sido castigada a la esquina, y me apoyé en la barra también. No iba a tratar de acercarme a Cookie. Ella estaba rodeada de policías veteranos llenos de adrenalina. Mi cara se comería el piso antes que pudiera decir, "Oye, Cook. Así que ¿Cómo te va?"


Guarde el receptor que había estado usando y me di cuenta de que Duff había desaparecido, no es que yo pudiera culparlo. Aun así no era como que una bala perdida pudiera lastimarlo. Duff no se perdía nada. Con toda la indiferencia que pude, tomé la mano derecha de Reyes y la abrí. Él me dejó, pero mantenía un ojo vigilante en cada movimiento mío. Tenía una abrasión que estaba formada por una incisión y varias ampollas de quemadura a lo largo de su palma y sus dedos. La bala que él había detenido le dañó. Tenía que ser eso. Ese tipo de energía no se fundía porque yo quisiera y aunque Reyes se curaba rápido, no era a prueba de balas.


-Reyes, Lo siento mucho,- Le dije,agachándome para ocultar mi cara. Yo le había causado mucho dolor recientemente, no menos importante que el de una bala calibre 50 que rasgó en medio de su pecho. Una bala calibre 50 que estaba destinada a mí.


-¿Qué es lo que sientes? - me preguntó, su voz de repente se volvió más ronca.


Dejé caer la mano y me aclaré la garganta. A pesar de todo, Reyes seguía siendo mi sospechoso número uno en un caso de incendios provocados. Tenía que recordar eso.


-¿Qué estás haciendo aquí?


Se pasó la mano por encima de supecho.


-Solo pasaba por aquí. Vi la conmoción. Supuse que estabas involucrada.


-Oye, yo lo tenía controlado.


-Ya lo veo. ¿Quieres que me vaya?


Lo quería, pero sólo porque su presencia hacia que cada molécula de mi cuerpo temblara. Y no lo quería, sólo porque tenerlo cerca era como disfrutar del resplandor del sol. Un sol muy sexy que no era tan amarillo sino de un sensual bronce oscuro. Sin embargo, yo tenía trabajo que hacer. Y mucho que explicar.


-No puedes irte ahora. Hay una investigaciónen curso, en caso de que lo hayas olvidado.


-Eso no es lo que te pregunté.


Miré que el tío Bob ayudó a Cookie a sentarse.


-Sí.


-Entonces dilo.


Levanté la barbilla, logrando una pose desafiante para él.


-Quiero que te vayas.


Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. Se acercó más y se inclinó hacia mí para susurrar en mi oído,


-Tienes que sentirlo.


Cerré los ojos, tratando de detener la avalancha de lujuria que corría entre mis piernas. Nuestra relación era muy parecida a la descarga de electricidad estática que se produce cuando metes la ropa interior a la secadora. En un momento estábamos flotando por la vida, optimista y despreocupadamente. Luego unidos en la entrepierna. Temblando,le dije:


-Todavía me debes un millón de dólares.- Yo había presentado un proyecto de ley para demostrar su inocencia y conseguir que lo liberaran de la prisión. Aún tenía que pagarme. No puedo imaginar por qué.


-Sí, yo esperaba que pudiéramos trabajar en eso.


-Sólo el interés va a matarte.


-¿Cuánto cobras?


-Trescientos ochenta y siete por ciento.


-¿Eso es ético?


-Es tan ético como salir con el hijo de Satanás.


Hice un inventario de los clientes que seguían en el bar, un poco sorprendida al ver que Jessica seguía pegada adentro. Ese no era su punto fuerte. Entonces me di cuenta de por qué. Sus ojos estaban pegados a la entrepierna de Reyes. Sus amigas eran sólo un poco menos evidentes, ya que miraban cada sombra sensual que había entre los músculos de Reyes, sus expresiones estaban entre la apreciación y la cruda lujuria.


Alterada a pesar de todo mi deseo de no estarlo, le dije:


-Tienes un club de fans. No tenía ni idea.


Totalmente desinteresado, no me hizo caso y preguntó:


-¿Estamos saliendo?


Le miré con sorpresa. No tenía intención de eso. Él me había dado una llave de su apartamento cuando se fue a vivir al lado. Sin embargo, todavía no la había usado. No estaba segura de si estaba asustada o simplemente aterrorizada. Todavía era mi sospechoso número uno en un caso de incendios provocados, recordé. Y él todavía estaba sanando de la bala que había recibido gracias a mí.


Y había crecido con un monstruo muy abusivo, sin explicación. Y se había ido a la cárcel por haberlo matado, -un acto que no había cometido, ya que Earl Walker seguía vivo-, porque yo le había fallado. Mi primera visión de Reyes Farrow era de él siendo golpeado sin sentido por Walker cuando tenía diecinueve años. Yo no había podido llamar a la policía -a petición de él-, sí, pero debería haberlo hecho de todos modos. Por lo menos, debería haberle dicho a mi padre, que era policía en ese momento. ¿Qué tanto de la vida de Reyes habría cambiado? ¿Qué parte de sus sufrimientos se habrían evitado?


Al igual que yo, Reyes podía sentir la emoción. Podía sentir la ira saliendo de la gente. Miedo. Duda. Y simpatía. Él sin duda sentía las mías. Me di cuenta de mi error cuando su expresión se endureció.


Se pasó un dedo por la boca con disgusto.


-Seguro que eso no es compasión en tus ojos.


Oí que alguien le hablaba en voz alta antes de que yo pudiera responder.


-Tú - dijo una voz masculina.


Miramos a nuestra derecha y vimo sun oficial uniformado señalando a Reyes, Taft estaba de pie al lado de él.


Reyes suspiró y sentí que su molestia disminuía. Se inclinó de nuevo, con su boca en mi oreja y su aliento cálido en mi mejilla.


-Usa la llave, Holandesa.


La idea de usar la llave, la llave de su apartamento que me había dado, hizo que una corriente eléctrica corriera por mi columna vertebral.


Él lo sintió, también. Con un gruñido suave que emanó de su garganta, se volvió y se dirigió hacia el oficial. Pero sentí algo. El calor de la mirada de Jessica como los celos que la consumían. Normalmente me gustaría una risita de colegiala loca en una situación así, pero no pude manejarlo. Ese gruñido se apoderó de mí como agua fría, causando otro cosquilleo en mi abdomen, y tuve que recordarme a mí misma de llenar mis pulmones de aire antes de volverme azul. El azul no era mi mejor color.


Cuando un lugar al lado de Cookie se abrió, me apresuré a llegar hasta ella. Con todo el caos, que de alguna manera era como un codazo en la cara. Traté de sentirme mal, pero todavía estaba un poco en shock. Reyes me hacia eso. Sin embargo, Cookie luciría un ojo morado por días. Yo nunca habría pensado en eso.


-Estás bien, Cook - Le pregunté, cuando el tío Bob se sentó en una silla a su lado.


Ella se estremeció y se puso nerviosa. Puse mi mano sobre la suya.


-¿Qué tal si te traigo un poco de agua?, -Le dijo el tío Bob - ¿Y ustedes dos me pueden decir que pasó?


-Gracias, Bob, - dijo, con voz temblorosa. Cuando se fue, se dio unas palmaditas en las mejillas y el cuello con una toalla, y luego me preguntó:


-Entonces, ¿Cómo fue tu día?


Allí estaba ella, la Cook que conocía y amaba. Tomando lo bueno y lo malo y convirtiéndolo en una oportunidad para crecer y, muy a menudo, se burlan de las personas inocentes.


Decidí seguirle el juego. Dejé caer mi cabeza en mis manos.


-Mi día, una mierda. Fallé otra vez.


-No fue culpa tuya- dijo, frotándose el hombro con aire ausente. Salté hacia arriba.


-Oh, no, no esto. Esto era totalmente culpa tuya. ¿Una pistola? -Le pregunté, asombrada.- No, en serio. ¿Una pistola?


Ella me miró boquiabierta un momento antes de dar con un largo suspiro.


-Me pareció una buena idea en ese momento.


-Three Mile Island, Cook.


-Lo sé. Caray. No puedo creer que no haya matado a nadie.


Si ella supiera.


Ella se movió por si fuera poco,luego preguntó:


-Entonces, ¿En qué fallaste?


-Fallé mi prueba cardiológica, -dije, mirando hacia el interrogatorio de Reyes, cada uno de sus movimientos era pura perfección, cada una de sus características impresionante. Era como si estuviera Photoshopeado. De repente me sentí estafada.


-¿Prueba cardiológica? - Preguntó Cookie. Era divertido verla, con la cara desigual por la hinchazón.


-¿Fuiste a ver a un cardiólogo?


-Sí. Y se negó a hacerme la cirugía a corazón abierto, basado en mi insistencia de que algo andaba mal con él. Según el Dr. Quack Head, todas las pruebas salieron normales. Creo que necesita una vista de pájaro, ¿sabes? Una especie práctica de eso.


Ella presionó su boca.


-Maldita sea, Charley, me has asustado. Y no hay nada malo en tu corazón.


-Sí, lo hay. Duele.-Me toqué el pecho varias veces en un efecto dramático.-Tener a Reyes tan cerca es doloroso. Creo que tengo una apoplejía.


-¿Sabes lo que eso significa?


-No, pero suena serio. Como el ébola. O la urticaria.


-¿Vas a desear tener Ébola después de todo lo que hiciste conmigo?


-¿Qué? ¿Qué demonios hice?


-No lo sé, pero todo esto tiene que ser tu culpa.


-Acabas de decir que no lo era.


-Estaba mintiendo.


-Eres la única que llevó un arma a la fiesta.


Cuando se negó a abordar ese pequeño elefante en la habitación, saqué mi teléfono y marqué a un viejo amigo de la familia.


-¿A quién llamas?


-A Noni. Tomarás sus clases. La siguiente comienza mañana por la mañana a las ocho en punto, y tú vas a estar en ella.


-¿Qué?- Ella agarró mi teléfono,pero esquivé sus intentos como el señor Miyagi esquivaba los golpes de sus enemigos.


-No necesito un permiso para portar armas.


-También se trata de la seguridad de la pistola, Cook,-dije, levantando el dedo índice para ponerla en pausa -. Y si llevas un arma de forma oculta, se necesita un permiso. La clase es a las ocho horas mañana y a las siete el domingo.


Ella se abalanzó sobre el teléfono de nuevo. Extrañada.


-Eso es todo mi fin de semana.Tenía planes.


-Una maratón de Vampire Diaries no son planes.


Ella me miró como si hubiera perdido la cabeza.


-¿Tan solo has ha visto a los hermanos Salvatore? Santa madre de las galletas de jengibre. Y también iba a hacer una olla de enchiladas para nosotras para comer la semana que viene.


¡Sí! Ella sabía que eso me haría daño. Suspiré derrotada.


-Entonces claramente las dos estamos haciendo un sacrificio enorme aquí.


Noni descolgó, diciendo algo malhumorado sobre la hora. Era raro. Me eche hacia delante y le expliqué la situación mientras Cookie miraba cada movimiento del tío Bob. O más bien, se tragaba cada movimiento del tío Bob. El estaba consultando con uno de los oficiales fuera de servicio y Cookie parecía encontrar sus acciones fascinantes.


No era preocupante en absoluto.


-Gracias, Noni.


-Te odio ahora mismo –dijo.


-Por el amor a la salsa, son las nueve y media. ¿Quién duerme a las nueve y media de la noche un viernes?–Colgué y le dije a Cook –Estas dentro.


-Fantástico –dijo ella, pero nocreo que ella hablara en serio.


-¿Verdad? Bueno, el te hará un montón de preguntas para determinar tu estabilidad mental. ¿Qué tan buena eres mintiendo?


Ella me frunció el ceño.


–Tan buena como tú en no meterse en problemas.


-Mierda. Bueno, hazlo lo mejor que puedas. El también te dará un manual con todas las leyes de armas de Nuevo México. Y Noni es: -¿Cómo se lo decía sin hacerlo sonar fanático?– Noni es entusiasta.


El llevaba su arma hasta en la ducha pero era un buen chico, y lo más importante. aprendías mucho.


La tome por los hombros para conseguir su atención. Entonces la sacudí un poco para asegurarle:


–Todo el mundo estará más seguro.


Ella asintió, luego negó con la cabeza, cambiando de parecer a medida que la sacudía más.


-No sé, Charley. No creo que sea capaz de disparar a otras personas.


-¿Qué estabas planeando hacer con ella esta noche? ¿Ver si Tidwell estaba interesado en comprar una?


-No, solo pensé que conseguiría que se calmara.


-¿Y cómo funcionó eso?


-¡Charley! –dijo ella, su voz aguda con una advertencia.


-Está bien, está bien. Sin embargo, para futuras referencias, no saques nunca una pistola a menos que estés dispuesta a utilizarla. De todos modos, disparar tu arma es solo una pequeña parte de las clases. En el momento en que llegues a ese punto, te sentirás lo suficientemente cómoda como para quitarte el sujetador delante de todo el mundo. No lo hagas. Confía en mí, no terminará bien. Antes de eso, el va a hablar sobre las leyes y te dará escenarios reales, reflexionareis sobre las situaciones de defensa personal. Ya sabes, cosas cotidianas –me acerque más a ella –Cook, él te va a pedir si estas dispuesta a matar a alguien.


-¿Qué? ¿Ahora mismo?


-No, el probablemente te enseñará un escenario y te preguntará si estarías dispuesta a apretar el gatillo.


-Maravilloso –otra vez, ella lo dijo pero yo cuestione su sinceridad.


-Y entonces el te enseñara diferentes técnicas. Como lo que tienes que hacer cuando un terrorista se introduce en tu cocina para asaltar tu refrigerador. O que hacer si alguien rompe la puerta con un hacha. Se trata sobre todo de mantenerse con vida y que te defiendas a ti y tu familia –cuando ella se quedo mirando al vacío agregue–Lo harás bien, Cook.


Oh si, esto se estaba pareciendo cada vez más a ese lugar especial en el infierno, por minutos.


    Capitulo 3

"667: El vecino de la bestia." (Pegatina de parachoques)




En el momento en el que pude sentir misrodillas otra vez, me decidí a ver a mi viejo amigote una clase de persona asociadoa las acuchilladas de todo tipo, Garrett Swopes.


Él siempre servía para alguna risa. En el camino, use mi nueva, y posiblemente pirata aplicación GPS de la que mi amiga Pari me habló. Aun a pesar de que podría encontrar su casa con los ojos cerrados -una hazaña que estaba bastante segura de que había hecho una noche durante un combate con el insomnio- abrí la aplicación en mi celular, escogí una voz, y lo conecté a la salida auxiliar. Respiraba con dificultad como si alguien estuviera con vida y respirando con la ayuda de una maquina, todo eso inundó el coche. No habría sido tan espeluznante, si no hubiese estado oscuro. Marqué mi destino, es decir, la dirección de Garrett, luego hice clic en la ruta.


-En cien metros, gire a la derecha-, dijo Darth Vader. El Darth Vader. Me sentí como si fuéramos amigos ahora. Pude no decirle nada.


-Gracias, señor Vader. ¿Te puedo llamar Darth?


Él no contestó, pero estaba bien. Al igual que la niña no favorita de una madrastra, estaba acostumbrada a ser ignorada. Seguí de esa manera.


La respiración volvió a sonar.


-En quince metros, gire a la derecha.


-Bueno, gracias de nuevo.


Seguimos así todo el camino. Él me decía qué hacer. Yo lo se lo agradecía. De repente me sentí sucia, como si el estuviera usándome para su propia diversión. Esta relación parecía muy unilateral.


Cuando estaba casi allí, Darth volvió a hablar.


-En sesenta metros,su destino estará a la derecha. Su viaje hacia el lado oscuro es casi total


¿Porqué tengo la sensación de que él estaba relacionado con Reyes?


-Tu destino está a la derecha.


-Sí, está bien, lo tengo. Lo entendí antes.


-El viaje hacia el –


Salí de la aplicación antes de que pudiera terminar la frase. Me parecía mal cortarle el paso antes de tiempo, pero solo podría escuchar su pesada respiración antes de que inadecuados pensamientos que involucraban crema batida y una paleta de ping-pong se metieran en mi mente. Y yo iba a ver Garrett Swopes. Aunque no estaba en los primeros puntos de mi lista de tareas, el abdomen del tipo era para morirse.


Salté de Misery, mi querido Jeep Wrangler rojo cereza y caminé a la puerta de su casa. Vivía en una pequeña casa de estilo bungalow con un montón de exuberante vegetación, lo que era un poco raro en Albuquerque. Nosotros éramos más un estado libre de exuberancias. Escaso era más bien nuestro estilo. Llamé a la puerta antes de darme cuenta de que su camioneta no estaba en el frente, como de costumbre.


La puerta se abrió de todos modos y un agente bond de aspecto agotado con necesidad extrema de un afeitado se paró delante de mí. Garrett Swopes se parecía mucho a un sexy amigo gay sólo que no era gay, lo que era peor porque entonces yo podría decirle lo sexy que estaba sin que él se hiciera una idea equivocada. Tenía la piel color moca suave lo que hacía que el gris plateado de sus ojos resaltara aun más. Y otra vez tenía unos abdominales de muerte como lo demostraba no su falta de una camisa, sino la negligencia en su abotonado.


Bebí un delicioso trago de los abdominales de Garrett antes de dirigirme a él.


-¿Cómo te va, Swopes?- Le pregunté, agachándome delante de él.


Frotó sus ojos con el pulgar y el dedo índice.


-Charles, es tarde.


-Siempre es tarde cuando vengo. Al menos estabas en la cama esta vez.


Después de un largo suspiro para hacerme saber lo molesto que estaba fingiendo estar, cerró la puerta y se dirigió a la cocina. Por alguna razón, cada vez que venía, sentía la necesidad de beber. Era extraño.


-¿A qué debo el placer?- Preguntó.


-A mi placer, bah. Recibo todo tipo de molesta alegría con tu estúpida cara de amor.


-Quiero decir, ¿Qué está pasando? ¿Es el fin del mundo? ¿Un asesino de masas está persiguiéndote? ¿Estás tratando de evitar mantenerte un tiempo a solas tu vecino malvado?


¡Maldita sea! Sabía que Reyes se había mudado a la puerta del lado. Hubiera querido ser yo quien se lo dijera, para romper con él suavemente. Mi relación con Reyes era complicada y, en un momento dado,me mantuve despierta durante días para evitar convocar al tipo a mis sueños. Por desgracia, Garrett se había convertido en una víctima de mis circunstancias. Él me ayudó a superar un mal momento y debería haber sido el primero al que contarle lo de la nueva casa de Reyes.


-¿Quién te dijo que tenía un nuevo vecino?- Le oí girar la tapa de una cerveza, el chasquido y silbido fueron extrañamente reconfortantes.


-He estado vigilando,- dijo.


Probablemente eso no era bueno.


-Entonces, ¿qué está pasando?-, Preguntó de nuevo.


-¿Qué? ¿Necesito una razón para venir a ver ami viejo y querido amigo?


Cuando regresó a la sala y me dio una corona, tipo me miró antes de hundirse en un sillón reclinable.


-Bueno, mi viejo y más molesto amigo de en realidad.


Me senté en el sofá frente a él, tomando nota del caos sembrado por la habitación. Al igual que la última vez que había venido a visitarle, la mesa estaba llena de libros y notas sobre el mundo espiritual, el cielo y el infierno, demonios y ángeles.


-He estado preocupada por ti.


-¿Por qué?-, Preguntó después de tomar un trago.


-No lo sé. Sólo que pareces diferente ahora. Distante. Como si tuvieras un trastorno de estrés post traumático


Yo sabía de lo que hablaba. Mi Trastorno post traumático surgió después de que fuera torturada por un monstruo llamado Earl. Al intentar rescatarme, Swopes recibió un disparo y como resultado murió. Los médicos fueron capaces de reanimarlo, pero recientemente me había dicho que mientras estaba en las fauces de la muerte, había ido al infierno.


Eso me preocupaba. Pero lo que más me preocupaba era el hecho de que en el infierno de la eterna condenación, él tuvo un corazón a corazón con el padre de Reyes, una experiencia que tuvo que ser traumático en todo tipo de niveles.


-Estoy bien-, dijo, como lo había hecho las últimas diecisiete veces le había preguntado.


-Estoy trabajando en algo


Recorrí la zona.


-Puedo ver eso. ¿Alguna cosa que quieras compartir?


-No.


Lo había dicho con tanta determinación, que de ninguna manera iba a discutir.-Entendido,- dije en su lugar.


Espere.¿A quién estaba engañando?


-Pero sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿verdad?


Él movió la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y estiró las piernas frente a él,con el pie el enviaba un montón de notas extensas por el piso. No le importaba.


-Detén la pesca, Charles. No va a pasar.


-Recibido.- Tomé un sorbo de cerveza, y luego añadí: -Pero esto se ve muy interesante. Yo podría ayudarte con la investigación.


-Estoy bien,- dijo, su voz afilada en una dura advertencia.


-Recibido,- Tomé una página de notas llena de garabatos y traté de descifrar su letra.


-¿Quién es el Dr. A. von Holstein? Y ¿se relaciona, por casualidad con una raza de vacas?


Élse sentó de golpe y me arrebató la página de la mano. Oh, sí, eso no estimulaba para nada mi curiosidad.


–Te dije que no, Charles y lo decía en serio.


Me senté de nuevo.


–Que sí, recibido.


Después de colocar el papel en el mismo lugar del que yo lo había sacado, posó una exasperada mirada en mí.


-¿Por qué sigues diciendo “recibido”? No dices “recibido” a menos que hayas estado en el ejército.


Yo miraba mi cerveza, haciendo una pausa un momento para un efecto dramático, y luego dije en voz baja,


-Recibido


El suspiro de fastidio que lanzó fue largo y significativo. Gané. Mi viaje hacia el lado oscuro estaba realmente completo. Y se lo debía todo a mi querido Darth. ¿Dónde estaría yo sin él? ¿Sin nuestra amistad? Me estremecí al pensarlo.


Él tragó su cerveza, luego se inclinó hacia adelante para robar la mía, la bebía aun ritmo más lento para hacerla durar más.


-¿Quién me envió allí?,- Preguntó, su voz era repentinamente distante, y yo sabía exactamente lo que quería decir. ¿Quién lo había enviado al infierno?


-¿Por qué fui ahí?


Doblé mis piernas hasta que se parecieron a un pretzel y me recosté en los cojines del sofá.


-Me viste inmediatamente después de morir,¿no?


Él asintió con la cabeza, tenía los ojos cerrados, la cerveza alzada sobre una pierna mientras frotaba la botella distraídamente con sus largos dedos.


-Y entonces tu padre te dirigió hacia el camino al cielo para decirte que habías sido traído a la vida. Que tenías que volver.


Sus dedos se detuvieron, pero él no respondió.


-Pero antes de volver de nuevo a tu cuerpo, ¿Fuiste al infierno?


Eso era más o menos todo lo que sabía sobre las mini vacaciones de Garrett en el inframundo. Ya que se había negado a entrar en detalles cuando me lo contó y se cerraba en banda cada vez que había tratado de hablarle de ello desde entonces. Mientras que yo estaba hambrienta de conocer cada detalle de lo ocurrido, él estaba decidido a dejarme morir de hambre.


-Dijiste que habías sido enviado por una razón- continué- Para entender. Para tener más información acerca de Reyes. ¿Cómo se había creado? ¿Que había hecho?


Sin abrir los ojos dijo


-Y tú solo lo excusaste.


Estaba enojado conmigo, pero yo lo había sorprendido hacía un tiempo. Por saber antes que él me dijera, que Reyes era el hijo de Satanás. Por estar bien con él, ente sus ojos.


-Como he dicho, no fue criado en el ambiente más propicio.


Así que insistes. Y te juntas con él cada vez que puedes. Es un general del infierno. Un asesino experto que emergió de las filas de un ejército de demonios, que vivió por el sabor de sus muertes, que se convirtió en la creación más temida de historia.


Entonces él abrió los ojos y me inmovilizó con una mirada letal.


-Una abominación que fue enviada a este plano por una razón y una solo una razón. Tú


Esto no nos llevaría a ninguna parte. Desdoblé mis piernas y en cambio crucé los brazos sobre el pecho en una maniobra defensiva.


-Ya te lo dije, fue enviado a por un portal. Cualquier portal. No por mi específicamente.


Por lo que yo entendía, Satanás había enviado a Reyes a este plano para atrapar a un ángel de la muerte. Reyes era el camino de Satanás hacía el infierno y él supuestamente quería un camino al cielo. Con nosotros dos, tendría una puerta directa en el reino del que había sido expulsado. Pero Garrett cuando murió se hizo la idea de que Reyes había sido enviado por mí específicamente, lo que era ridículo. No había manera de que Satanás supiera que de todos los seres como yo en el universo, sería elegida para formar parte en este plano como el portal. Que sería enviada aquí. Por lo que Reyes me dijo, había una raza entera de nosotros, un hecho que aún no había verificado o explorado. Pero él me dijo que tenía una familia celestial. Encontré este concepto intrigante y reconfortante a la vez.


-Y yo te dije que te equivocabas,- Dijo.


Nunca ganaría en esto.


-Bien. Así que te sentaste en torno a una fogata, intercambiado historias de guerra con el padre de Reyes.


Cogí una pelusa de mi camisa y pregunté:


-¿Qué te dijo?


-No es importante.


Lo miré boquiabierta.


-Tienes que estar bromeando.


-No, no lo estoy. Lo que es importante es ¿Por qué me enviaron allí?. Quiero decir, ¿Quien me envió? ¿Quién tiene esa clase de poder?


Él tenía un buen punto. Sólido. Afilado. Puntiagudo.


-Una cosa que entendí cuando estuve allí, es que todos son unos mentirosos y manipuladores. No se puede creer nada de lo que tengan que decir.


-¿Eso es un comentario sobre Reyes?


-Si el sombrero le queda...- Cuando me levanté para irme, añadió, -Estoy trabajando en algo. Te lo prometo, Charles, el momento en que sepa más, tú sabrás más.


Gimió y se levantó de su asiento para seguirme hasta la puerta.


Abrí,luego me volvió hacia él.


-Swopes, sé que no te gusta hablar de ello, pero no se puede ir al infierno y salir indemne.


Una sonrisa sin humor se dibujó en su rostro.


-Claro que puedes. ¿Qué harías tú si se te enviaran al infierno?


Salí.


-¿Parar, caer y rodar? Lo que quiero decir es, ¿Te pasó algo malo? No lo sé, ¿Te lastimaron?- dirigí una mirada escrutadora sobre él. -¿Te torturaron?


Su sonrisa se transformó en algo que se asemejaba a la lástima.


-No, Charles. No me torturaron.


Cerró la puerta antes de que pudiera decir nada más. Me quedé allí sólida un minuto, sorprendida, no estaba segura de qué hacer, qué decir, cómo ayudar. Lo único que sabía con certeza era que él sólo me había mentido.






No estaba de humor para hacerle frente a Darth, me decidí a probar una nueva voz en el camino a casa. Conecté mi teléfono, abrí la aplicación, y luego escuché como KITT se encendía en todo el sistema. Era una gran fan del “Auto fantástico”, soñaba con un coche que pudiera hablar conmigo, que me pudiera advertir de una muerte inminente como terroristas por delante o policías persiguiéndome. Y cuando Misery se transformara en un super deportivo con motor turbo y un arsenal de armas a bordo, me fuera vendido. Por fin. Finalmente podría atacar con un arma nuclear a las personas que se negaran a salir del carril de la izquierda. La vida era buena.


Pero Garrett había sido torturado. En el infierno, nada menos. El concepto era tan extraño, incluso con todo lo que yo sabía, que no pude abrir mi mente sobre lo que podría haberle pasado. ¿Qué habrían hecho con él? Yo dudaba de que la tortura china en agua entrara en juego. Pero él era incorpóreo en ese momento. ¿Podría ser torturada su alma? Entonces pensé en toda la gente que supuestamente iba al infierno, que supuestamente pasaban una eternidad ardiendo en su propia agonía. ¿Era real? ¿Podría quemarse el alma? ¿Podría ser apuñalada? ¿Romperse? ¿Maltratarla? Mi mente daba vueltas con todas las posibilidades rebotando. Era difícil imaginar el infierno como un lugar físico, un lugar real, a pesar de que Reyes hubiera sido creado allí. Crecido allí. Era tan extraño. Tan de otro mundo. Tan espeluznante. KITT irrumpió en mis pensamientos, sugiriendo que disparara un misil antes de tomar la siguiente salida. Por desgracia, no vinculé con KITT tanto como yo esperaba. Su tipo de música para convencer y sus armas eran inútiles contra el poder de la ignorancia. Lo tiré a la calzada antes de siquiera de entrar en mi sitio de estacionamiento.


-¿Qué piensa usted?


Le pregunté al anciano muerto en el asiento del pasajero. Lo recogí en algún lugar alrededor de Lomas y Wyoming. Parecía agradable. También iba tan desnudo como en el día en que había nacido. Tratar de no mirar su pene estaba resultando más difícil de lo que pensé que sería.


-¿Esta un poco ventoso aquí para usted?


Él no contestó, así que le dejé con sus pensamientos y subí las escaleras hasta mi apartamento en el tercer piso, donde encontré una nota en mi puerta. Había estado recibiendo un montón de ellas últimamente. Desde que mi sospechoso número uno en un caso de incendios había tomado el apartamento que yo había deseado durante años y se paseaba por el pasillo. Dos cosas me habían llevado a sospechar que el hijo del mal encarnado había tomado un lanzallamas.


En primer lugar, él olía a humo unas noches atrás, y más tarde me enteré de que un edificio condenado había sido incendiado esa misma noche. En segundo lugar, la primera vez que vi a Reyes Farrow estaba siendo golpeado en un apartamento de ese edificio por el monstruo que lo había criado, Earl Walker. Después de un poco más de la investigación, descubrí que en algún momento de su vida, Reyes había vivido en todas las direcciones que el pirómano estaba atacando. La revelación me causó un nudo de terror en el estomago, girando en una gran cantidad de terminaciones nerviosas primas que latían entre la empatía y el remordimiento por lo que Reyes había pasado.


Miré la nota. Ésta decía: “¿De qué tienes miedo?"


¿De qué tenía miedo yo? ¿Del hecho de que él podía ser la misma persona que quemaba edificios de diestro a siniestro? ¿Del hecho de que iba a tener que ser detenido y enviado de nuevo a la misma prisión en la que había pasado diez años, pasando el tiempo por un crimen que no había cometido? ¿Del hecho de que los pirómanos tenían una psique única que se inclinaba hacia la extrema arrogancia o a la extrema desviación sexual? Reyes no la tenía por lo que yo sabía, pero ¿Y sí la idea de descubrir que era de otro modo me asustaba?


-Hola, Ch…Charley


Miré por encima de mi hombro y vi a Duff, mi nuevo amigo muerto de pie junto a mí, cambiando su peso de un lado a otro con una nerviosa energía.


-Hola a ti- dije, abriendo la puerta.


-Pensé que ta…tal vez puede ser que necesites hablar con alguien después de lo q...que pasó.


Y ahí paró mi corazón. Maldición. Hora de ver al cardiólogo de nuevo.


-Estoy bien, pero gracias.


-Oh, bu…bueno. Me alegro.


Parte de mi trabajo consistía en ayudar a las personas a cruzar cuando estaban listas. A veces, incluía el papel de ser el hombro en el que llorar. Sostuve la puerta entreabierta y le dí mi atención.


-¿Sabes lo que soy, Duff?


Se metió las manos en los bolsillos y pateó una roca inexistente a sus pies.


-S...sí.


-Tú sabes que puedes cruzar a través de mí cuando estés listo.


-S…sí, lo sé. Sólo pensé que qui…quizás me gustaría mantener un ojo en ti por un tiempo.


Me enderecé.


-¿Un ojo en mí?


Lo hizo rápido, pero de todos modos vi que miró hacia el apartamento de Reyes.


-S…sí, ya sabes, en caso de que ne…necesites ayuda o al…algo.


-Duff, te agradezco la oferta, pero…


-Me mu…mudaré al pasillo por si n…necesitas algo.


Seguí su gesto hacia el apartamento de la señora Allen.


-Oh, está bien. Por lo tanto, ¿Estás viviendo con la señora Allen?


Una tímida sonrisa le levantó las comisuras de la boca.


-S…sí. Ella tiene un perro.


Puse una mano en su hombro frío.


-Eso no es un perro, Duff. Eso es un demonio llamado PP. Estoy noventa por ciento segura de que está poseído.


Duff se rió entre dientes.


-Por lo menos no tiene ningún diente.


-Ten cuidado. Creo que tiene un colmillo izquierdo y sabe cómo usarlo.


Después de otra rápida mirada hacia la guarida del dragón, Duff levantó una mano.


-Te v…veo luego, entonces.


-Suena como un plan,- le dije con un guiño.-Recuerda,mantente alejado de ese colmillo.


Su característica sonrisa era contagiosa y encantadora. Dio otro paso atrás, en una tímida oleada, y luego desapareció. Entré en mi apartamento, repensando una decisión. Si alguien sabía por lo que Garrett tuvo que pasar, qué había tenido que soportar en los pozos de fuego, ese era Reyes. Él se había criado en el infierno, después de todo, y luego conoció una versión completamente nueva de esa palabra, aquí en la Tierra, en las manos de Earl Walker, que había terminado usando con Reyes medios infames cuando era muy joven, abusado de él sin piedad, y a continuación, acusado a Reyes de su asesinato y este había tenido que ir a prisión a pesar de que Earl Walker estaba vivito y coleando.


Bueno, coleando ya no más, gracias a una cuchillada experta que el propio Reyes le había hundido, pero estaba vivo de todos modos.


Me acerqué a su apartamento y golpeé la puerta. El hecho de que mi mano temblara un poco me sorprendió. No era como si nunca hubiera estado en su compañía. Muchas veces. Y en varios estados de desnudez. Pero nunca había estado en su humilde morada, en su guarida. Él nunca había tenido la ventaja en ese campo, y constatar que en el momento en que entrara por ese umbral, que sería su propio terreno me dio mariposas. Eso y el hecho deque yo le debía algo. Una vez más. Él me había salvado la vida esta noche. No de Tidwell sino de Cookie. Esa mujer era una amenaza.


Abrió la puerta lo suficiente para darme una visión parcial de él, y las mariposas pulularon. Especialmente cuando él arqueó una ceja interrogativa.


-Pensé que podríamos hablar.- Dije, manteniéndome calmada por fuera. Modestamente.


Por un momento pensé que iba a rozarme, decirme que estaba cansado o que tenía trabajo por hacer, dudó mucho tiempo. Pero él se volvió y se entretuvo mientras yo trataba de mirar por encima de sus hombros hacia su apartamento. Luego me miró de nuevo. Una sonrisa maliciosa se formó en la comisura de su boca mientras pegaba otra nota en la puerta antes de cerrármela en la cara.


Parpadeé,y luego leí la nota.


“Usa la llave”


Oh, por el amor de la salsa. Me fui a mi apartamento, cogí la llave de mi bolsa, y luego volví y utilicé esa maldita cosa, tratando de averiguar cuál era el problema. Aunque tenía que admitir que me gustaba tenerla. Me gustaba tener acceso a su casa, a su vida. Había estado negándole por tanto tiempo, que ahora era agradable tener un pequeño trocito de él, una pequeña muestra de confirmación. Entro fácilmente en la cerradura.


Resultó que había sido engrasada recientemente. Y, naturalmente, en mi mente aparecieron todo tipo de situaciones para las que eso podría haber sido una metáfora. Yo era una mujerzuela.


Caminé por la casa y vi al señor Reyes Farrow ocupado en su cocina. En una capacidad domestica. La imagen fue chocante y entrañable a la vez; y tuve que apartar la mirada antes de que él se diera cuenta. No podía dejar que se acostumbrara demasiado a la idea de que yo lo adoraba. Lo mejor era mantenerlo en ascuas.


Sin embargo, tenía que ver a su nueva morada. No era en absoluto lo que yo esperaba ver. Por supuesto, en realidad no sabía qué esperar. Tal vez algo en tonos suaves con un montón de grises y cromos. Con lo que me encontré fue que era cálida, muy parecida a ese hombre. Era genial. Con un montón de texturas con colores tierra y una chimenea de mármol negro independiente que separaba dos habitaciones. En la siguiente había una mesa de billar de madera oscura y color crema arriba. Era impresionante. Su apartamento tenía un toque hogareño que no me esperaba.


Alcé la vista, mientras caminaba de vuelta, su contoneo de caderas me llamó la atención, después su delgado estómago unido a anchos hombros que harían que cualquier hombre se sintiera orgulloso. Yo sabía que me enorgullecían.


Llevaba una camisa blanca abotonada colgando y unos jeans. Las mangas estaban enrolladas, lo que le permitía mostrarme sus antebrazos bronceados. Eso me llevó a sus manos. Tenía las manos más increíbles, y sus brazos eran como de acero. Yo debería saberlo. Había estado cautiva en ellos antes. Era un lugar al que anhelaba volver.


Él medio un vaso de vino tinto. Otra sutileza que yo no había esperado.


-¿Un brindis?,- Me preguntó, levantando su copa.


-¿Por qué brindamos?- Chocamos las copas, y lleve la mía a mis labios.


-Por el hecho de que una chica que conozco llamada Charley sobrevivió un día más.


Él no me llamaba Charley a menudo, y de alguna manera eso parecía más íntimo que cuando alguien más lo hacía. Se sentía bien,las sílabas salían de su boca como si fueran de miel.


Al ver que no bebía, me llamó por el apodo que me había dado.


-¿Holandesa?


Y eso se sintió aún más íntimo. Su voz, rica, aterciopelada y suave como la mantequilla, tironeaba una cadena de algún lugar muy profundo dentro de mí.


-¿Estás bien?


Asentí con la cabeza y, finalmente, tomé un sorbo. Un calor frutal llenó mi boca, calentándome la garganta cuando tragué el líquido fresco.


-Estoy bien-, le dije. -Muy bien, en realidad, gracias a ti. Una vez más.


Una esquina de su boca se levantó, el gesto fue encantador.


-Me encanta lo que has hecho con el lugar.


Él sonrió y miró a su propia obra maestra.


-Todavía no sé como convenciste a los propietarios de desembolsar el dinero,- Le dije.


-Puedo ser muy persuasivo cuando quiero serlo, y además, no pagaron nada. Yo pagué la remodelación.


-Oh. No lo sabía.


-He oído que la dueña estaba un poco loca de todos modos. Ella siempre se metía en situaciones complicadas. Estuve encantado de ayudarle a salir adelante con esta remodelación.


Nunca había conocido a la propia dueña del edificio. El Sr. Zamora era el único contacto que tenía con la propietaria, y una ligera punzada de celos se mezcló dentro de mí con su uso íntimo de la palabra, ELLA. Me irritó. Yo no era una persona celosa. Nunca había estado celosa de alguien sin motivo alguno, pero Reyes Farrow entra y repentinamente soy esa chica de “Atracción Fatal”. Lo siguiente que sabes, es que podría estar hirviendo conejos.


-¿Por qué no has venido a verme?-, Preguntó mientras daba un paso a un mullido sofá y se hundía en él, estirando las piernas hacia adelante de él. Como si fuera algo que hacía todos los días, como si lo hubiera hecho toda su vida. Me pregunté que habría sido para él la prisión. Sin sofás ni chimeneas de mármol y sin frigoríficos que podría atacar cada vez que quisiera. Y me preguntaba si todo eso habría sido como, un tipo de restricción, un tipo de castigo, para alguien que ni siquiera había cometido el delito por el que había sido condenado. ¿La falta de libertad habría sido más difícil para él?


Me quité esos pensamientos y le seguí el juego.


-No lo sé. La última vez que te vi, te habían disparado una bala calibre cincuenta por mí. No estaba segura de que quisieras volver a verme.


-¿Así que todas las notas en tu puerta no fueron una pista para tí?


Me senté en una silla en diagonal a su asiento.


-Bien, pero sigues disparado.


-¿Y?


-Y...


No estaba segura de cuanto contarle acerca de cómo me sentía. Acerca de lo que había pasado y cómo estaba eligiendo no tratarlo con él al clásico estilo de Charley.


Apreté los labios y luego dije:


-Maté a un hombre, Reyes. Un hombre ha muerto por mi culpa.


-Un hombre que estaba tratando de matarte.


Y esa era la verdad. Un hombre me había dado un susto, en el robo de un banco se había empeñado en asegurarse de que yo no testificara en su contra. Por desgracia, él había sido entrenado para ser un francotirador del ejército cuando recibió una baja deshonrosa. El tipo era un loco, con un mal temperamento para el gatillo, así que probablemente sólo era cuestión de tiempo, pero él había aprendido lo suficiente como para intentar lanzarme desde una azotea a un centenar de metros de distancia. Su plan hubiera tenido éxito si Reyes no se hubiera puesto delante de mí, dándole con todo antes de que se volviera hacia mí y continuara su camino de destrucción. Él literalmente había recibido una bala por mí. Una enorme que debería haberle desgarrado.


Probablemente fue la sangre extendida por el torso de Reyes lo que hizo que una chispa de rabia estallara dentro de mí. En un instante, estaba frente al hombre. Metí la mano dentro de su pecho y detuve su corazón antes de tomarme un tiempo para considerar las consecuencias. Entonces volví a mi misma, seguía de pie al lado de Reyes, con la expresión de shock todavía evidente en mi cara.


-No estoy segura de que eso marque la diferencia-le dije. -Todavía me siento culpable. Tomé su vida. El podría haberse reformado, ¿sabes? Podría haber sido el siguiente Van Gogh o el siguiente Shakespeare, pero ahora nunca lo sabremos porque yo no le di esa oportunidad.


-¿De verdad crees que un hombre como él habría sido el próximo Shakespeare?


-Probablemente no, pero una vez más, nunca lo sabremos eso. Yo no soy un juez ni un jurado. No tengo derecho de tomar la vida- Lo estudié, y luego pregunté:


-Has matado en defensa propia en el pasado cuando estabas en la cárcel. ¿Cómo te hace sentir eso? ¿Qué hizo contigo?


-No hizo nada conmigo. Ellos venian por mí. Yo me defendía. Al final, ellos murieron y yo no lo hice. Nunca subestimes la necesidad fundamental de sobrevivir, Holandesa. A todos nos mueve. Si vamos a jugar a ser humanos, entonces tenemos el derecho humano fundamental de defendernos a nosotros mismos, y lo que hicimos fue necesario.


¿Jugando a ser humano? ¿Quién estaba jugando? Yo era un ser humano en lo que a mí respecta, pero fue una extraña declaración. El fuego crepitó y miré, porque no importaba cuán real pareciera, era eléctrico


-¿Esto incluso tiene efectos de sonido?


Él se rió suavemente.


-Tienen de todo, hoy en día. No tenía ni idea.


El hecho de que él se había pasado diez años en prisión me golpeó otra vez. Y ahí estaba yo, contemplando como él estaba de vuelta. ¿Podría hacerlo? Incluso si yo descubriera que él era el pirómano, ¿Podría enviarlo de vuelta? ¿Se le enviaría de vuelta? ¿Cómo funcionaría eso? ¿Obtendría una reducción de la pena por el tiempo cumplido?


-Estás muy seria esta noche. ¿Alguna razón en particular?


-¿Qué estabas haciendo en el bar?- Le pregunté,cambiando de tema.


-Ya te lo dije, estaba pasando por ahí.


-Oh, claro. Pero ¿No me estabas siguiendo o algo?


Pasó un dedo por la parte superior de la copa. Fue la cosa más sexy que había visto jamás.


-¿Es eso lo que piensas? ¿Qué te sigo a todas partes para mantener tu culo fuera de problemas?


-Si es así, no eres muy bueno en tu trabajo.


Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.


-Es cierto. Así que ¿Qué te come por dentro? Porque, por desgracia, no soy yo.


Una fuerte emoción se disparó dentro de mí con la idea de que hiciera eso exactamente, pero yo estaba allí por una razón. Ya que no pude decidirme a preguntarle si él se estaba quemando la ciudad hasta los cimientos de un solo descargo, volví a la opción para la cual lo había buscado originalmente.


-¿Cómo es el infierno?


Su dedo se quedó inmóvil.


-¿Qué quieres decir?


-El infierno-, le dije encojéndome de hombros. –Ya sabes, hogar dulce hogar. Te criaste allí. ¿Qué se sentía?


Se sentó y se quedó mirando al fuego.


-Es exactamente igual a todas las historias que tu madre te contaba cuando eras niña.


-Mi madrastra no me contó historias, así que me compláceme.


-Los veranos son calurosos. Los inviernos son cálidos. Otoño y primavera son calientes. No hay mucho cambio climático. Sin embargo lo que sí conseguíamos, era una brisa ardiente de vez en cuando, lo que era casi refrescante.


Bien, él no iba a responder. Quise pasar a las preguntas más apremiantes.


-¿Qué le pasaría a un ser humano que fuera enviado allí, y luego escapara?


Me lanzó una mirada.


-Escapar es imposible. Ya sabes, en caso de que estés planeando un viaje.


Lo curioso era que él parecía preocupado. Como si un viaje a la parte más vulnerable del mundo sobrenatural fuera uno de mis posibles destinos para vacacionar.


-No lo estoy haciendo. Pensé que podría escribir un artículo. O un libro. Siempre he querido un Pulitzer. O podría ser afortunada y conseguir un Premio Nobel de la Paz. Mataría para un Premio Nobel de la Paz.


Él había vuelto a mirar a su vino, a mover su dedo por todo el borde de la copa. El movimiento me hipnotizó. Sin romper su mirada, dijo:


-Ven aquí.


Las mariposas atacaron de nuevo. Su brazo flexible y libre como su dedo probaba el borde de la copa. Su boca, llena y sensual, se separó mientras se concentraba en el líquido de color burdeos.


-Probablemente debería irme.


¿Y si fuera el pirómano? ¿Qué iba a hacer yo? Por un lado, debía considerar al tío Bob. Él había hecho tanto por mí, siempre había estado ahí para mí, pero también Reyes. Él podría ser un coñazo, pero me había salvado la vida más veces de las que podía contar. ¿Realmente podría acusarlo de incendio y entregarlo?


Tal vez debería preguntarle eso. Quizá él sería honesto conmigo y podríamos averiguar juntos qué hacer, a dónde ir desde aquí.Y tal vez obtendríamos aire acondicionado para el infierno.


Puse mi vaso sobre la mesa y me levanté para irme.


-Aunque, gracias por lo de esta noche. Gracias por todo.


-Eso suena como un mal augurio- dijo sin levantarse. Arqueó una ceja interrogante.- ¿Planeas no volver nunca?


-No, sólo que...no sé. Tengo que comprobar un par de cosas.


Y se me vino a la cabeza una imagen de él con uniforme de prisión. Earl Walker había hecho una serie de estas en su crecimiento. De tortura. Abusó de él más allá de lo imaginable. ¿Estaba tratando de borrar su pasado? ¿Para eliminar cualquier evidencia de lo que realmente había sucedido quemando los lugares enl os que había vivido? Mi pecho se tensó.


Me acerqué a la puerta y la abrí. A continuación, Reyes estaba allí. Detrás de mí. No se limitó a cerrar la puerta. Golpeó el mango sacudiéndome la mano. Luego me presionó.


-¿Qué estás haciendo?-, Preguntó, y parecía herido. Confundido.


Apoyé la cabeza contra la puerta.


-Yo sólo voy a ver un par de cosas. Tengo que hacer algunas averiguaciones para un caso.


-¿Por qué cada respiración que das está llena de piedad?, ¿Por qué demonios sentirías lastima por mi si sabes lo que soy? ¿Lo qué he hecho?


Por supuesto que era capaz de sentir mi compasión. Mi empatía. Me volví hacia él a pesar de que no me daba espacio. Tenía los brazos apoyados en la puerta por encima de mi cabeza. Su dura mirada cristalina. Pero justo cuando él sentía mi compasión, yo sentí el corte que le había dado, la herida.


-No siento pena por ti,- le dije.


Se burló y empujó la puerta para regresar a la cocina.


-Y una vez más ella miente.


El arrepentimiento me consumió. No quería pelear con él.


-No voy a mentir tanto como tratar de mantener la paz.


-Entonces probablemente deberías irte.